Sobre el rol de los principales países emisores de migrantes, El Salvador, Guatemala y Honduras, 24 HORAS platicó con Fernando Neira Orjuela, miembro titular del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM; del Sistema Nacional de Investigadores, nivel II; así como de la Academia Mexicana de Ciencias.

Neira Orjuela es director de la Red Latinoamericana de Estudios fronterizos (RELATEF), y entre los temas en que se ha especializado está el de las fronteras latinoamericanas y la migración.

 

¿Cuál es el papel de Centroamérica en este momento?

– Es el punto clave de lo que ocurre. Los gobiernos nunca vieron necesidad de comprometerse y asumir una actitud real, sincera, a corto o mediano plazo, para solucionar el tema migratorio de los centroamericanos. Este es el papel que han jugado El Salvador, Honduras y Guatemala en particular: mantenerse al margen de la discusión. Ven por el cuidado de sus migrantes, que no les pase nada, que se les trate bien, acompañando el proceso, no asumiendo la responsabilidad. No hemos tenido en los diferentes gobiernos centroamericanos una actitud de compromiso ante la dinámica migratoria, de la cual ellos son responsables, por acción y omisión.

 

¿Sin acciones de fondo?

– No para reestructurar una nueva dinámica política; los migrantes han sido usados para procesos electorales pero no han sido vistos como un proyecto social de trabajo a nivel regional. Las naciones juegan un papel de coordinador de flujo migratorio, de fiscalizador, más no de regulador, en términos de generar procesos de apoyo para que no se presente esta dinámica.
Tenemos a tres países que presentan niveles elevados de pobreza, niveles elevados de desigualdad, en donde la violencia ha tomado diferentes instituciones y parte del aparato del Estado.

 

Sobre cómo han fallado los gobiernos…

– Han tenido la omisión de garantizar lo que varios autores llaman el derecho a la no migración; a los africanos se les ha violado el derecho a no migrar, y ese derecho se les ha violado porque estos gobiernos han centrando su interés en promover políticas de inversión extranjera de la minería, de transnacionales a las cuales se les ha dado parte de sus territorios, áreas productivas. Son procesos de despojo de tierra, procesos de desplazamiento hacia campesinos, indígenas, y eso ha sido en coalición con el Gobierno norteamericano, que se ha favorecido con el costo.
No ha habido una política real de trabajo en términos de la pobreza, del incremento de la desigualdad social y, como si eso fuera poco, hay omisión en términos de evitar la presencia de los grupos armados en la región que quizás es hoy en día uno de los principales problemáticas determinantes de la migración.

 

Y Estados Unidos juega otro papel

– Se está evidenciando un proceso de violencia estructural sin precedentes que se ha visto amparado por gobiernos, por procesos de corrupción e incluso por el mismo gobierno norteamericano, que tiene un alto grado de responsabilidad. No olvidemos lo que pasó en Centroamérica, cuando en el Gobierno de Obama hubo una intervención para evitar alteración de poderes, que gobiernos o movimientos de carácter progresista tuvieran un papel protagónico en los estados.

 

¿La mejor solución?

– Para la complejidad del tema migratorio, esto no puede ser asumido por un solo país. El gran error, además de muchos que ha cometido Estados Unidos -presionando a México para que frene la migración de centroamericanos-, es cargarle a México toda la responsabilidad. Este es un tema donde tienen que estar involucrados todos los países. México no puede quedar solo en el proceso de plantear alternativas de solución ni en llevarlas a cabo, tiene que haber una participación de los tres países y de la región centroamericana en general.

 

¿Incluir a más países?

– Se requiere que también países como Colombia, que están cruzando por Centroamérica para llegar a México, ahí también tienen que interferir países como Panamá, Costa Rica, en fin, es un tema regional; es lo que no se ha querido entender con la migración centroamericana, no es el problema de un país.

Se necesita participación de estas naciones de carácter gubernamental, que se firmen compromisos que tengan obligatoriedad de cumplimiento, que no sea sólo firmar documentos para tomarse la foto.

Estamos en Centroamérica en un proceso de gran crisis social y humanitaria que pasa desapercibida en los medios de comunicación, para los actores internacionales y en las instituciones. Es muy fácil agarrar a México para presionarlo a resolver un problema que no es de México.

 

Frase

“Centroamérica pasa por un proceso económico delicado; no se ve preocupación de la región latinoamericana; a grupos como el de Lima, que tienen todo el derecho de luchar por los derechos de los venezolanos, también luchando por lo que está pasando en Honduras”

LEG