Creer que obstaculizar las relaciones comerciales entre dos países que por muchos años han sido importantes socios ayudará a controlar los flujos de migración irregular no solamente es erróneo, sino que puede tener consecuencias altamente contraproducentes.

Las personas que migran de manera irregular hacia otras naciones no lo hacen por gusto, sino por la falta de desarrollo económico equitativo que, a su vez, disminuye las oportunidades laborales, incrementa la desigualdad y propicia la inseguridad.

Hace más de 20 años, los Estados Unidos de América, Canadá y México pusieron en vigor el Tratado de Libre Comercio para América del Norte, creando un bloque comercial que se convertiría en uno de los más importantes del mundo.

Las condiciones comerciales generadas por el tratado, aunque perfectibles, favorecieron la generación de oportunidades en los tres países, convirtiéndose en uno de los antídotos más efectivos contra la migración irregular.

En este sentido, el anuncio de la futura imposición de aranceles a los productos provenientes de México que ingresen a los EUA no frenará la migración irregular, sino que la incrementará, al desacelerar el desarrollo económico que permite generar empleos locales que, a su vez, disminuyen el número de trabajadores que se ven forzados a buscar oportunidades en otro país.

Además, México ha hecho su parte para atender los flujos de migración irregular provenientes del Sur. La actual administración ofreció visas de trabajo, ha reforzado los protocolos de respeto a los derechos humanos y ha ofrecido oportunidades para que las personas migrantes de Centro y Sudamérica se queden en nuestro territorio. Al mismo tiempo, el número de detenciones y deportaciones es de los más altos en los últimos años.

Los aranceles tampoco son una buena idea, comercialmente hablando. El simple anuncio de su futura implementación causó una depreciación de nuestra moneda e impactó de manera negativa el mercado de EUA, debido a que las cadenas productivas de ambos países son casi inseparables.
Asimismo, este tipo de medidas debilitaría a América del Norte como bloque comercial, fortalecería a otros actores comerciales emergentes y, al mismo tiempo, abriría un nuevo frente de preocupación para EUA.

Por éstas y otras muchas razones, que el Ejecutivo de EUA haga uso de una cláusula —que normalmente se utiliza como mecanismo de control para bienes pertenecientes a terroristas— para imponer aranceles a México sería un gran retroceso para la integración comercial de América del Norte y un desacelerador para las economías de los países de la región.

La migración irregular se combate con desarrollo, así lo ha demostrado la experiencia, y América del Norte es y será más competitiva como bloque, que de manera individual. Con esto en mente, resulta difícil entender cuál es el razonamiento detrás de la posible imposición de aranceles; lo que sí es posible anticipar es que se trata de una mala idea para todos.

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