Los datos no dejan lugar a dudas: somos cien por ciento más vulnerables, solamente desde el punto de vista patrimonial, desde uno simbólico las oportunidades y daños pueden ser superiores en el espacio virtual que en el material.

Sin embargo, la percepción va en sentido contrario. Por eso nos sentimos tan libres dando me gusta, subiendo fotos y compartiendo detalles de nuestra vida cotidiana en las redes sociales.

Esa información es un insumo para la inteligencia criminal. En la Red hay tantos beneficios como riesgos, y lo increíble es que, a pesar de que el control de lo que subimos o mostramos está en nuestras manos, con frecuencia lo dejamos ir por la tentación de ser parte de ese mundo en el que parece que quien está del otro lado de la pantalla de una computadora o un smartphone es inofensivo.

Por supuesto no es así. Sólo dos ejemplos del alcance que tienen los grupos delictivos que operan aprovechando las ventajas que les da el anonimato y la total apertura de miles de millones de usuarios: sextorsión y trata de personas.

Son dos delitos cuyos patrones se han modificado con la masificación de redes como Facebook, que la semana pasada organizó su Encuentro Global de Seguridad en la ciudad de Nueva York con la presencia de organizaciones ciudadanas de América, Europa, Asia y África.

El Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México es un aliado central de la compañía digital para prevenir la trata y la sextorsión a través de la identificación, denuncia y visibilización de perfiles, sitios, grupos y modus operandi.

Creer que existe una separación entre el mundo virtual y la realidad material es el error más común y costoso para cualquier usuario de las redes sociales y en general de Internet.

La trata de personas puede empezar en un enganche virtual que promete amor perfecto, dinero fácil o un trabajo para el que no se requiere experiencia. Eventualmente, el tratante y la víctima se conocen y la fantasía se acaba.

En el caso de la sextorsión, la confianza que se construye en el espacio digital con una pareja actual o potencial se convierte en amenazas, chantajes y extorsión cuando el amor, supuesto o real, se acaba. El acoso y el machismo convergen para vulnerar a las mujeres, quienes, según lo revisado en el encuentro global organizado por Facebook, son las principales víctimas de este delito. Lo son al ser exhibidas, y vuelven a sufrir cuando la sociedad las juzga por haber confiado en su pareja.

Hay mucho por hacer en materia de seguridad. Es buena noticia que la principal red social, que tan sólo en México suma 85 millones de usuarios -es el quinto país con más seguidores en el mundo-, abra el diálogo con organizaciones a favor de la cultura de prevención y procuración de justicia.

Mejor noticia será el seguimiento puntual a las iniciativas y el trabajo cotidiano para hacer accesibles a esos 83 millones y todos los que se unan cada día, recursos para cuidarse y ejercer su derecho a la seguridad virtual, que es un desafío muy real.

@guerrerochipres