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Durante los últimos 12 años, los mexicanos hemos escuchado a Andrés Manuel López Obrador, prometer que no va a mentir, no va a robar y no va a traicionar al pueblo de México; pero ocultar información ¿no es mentir? Asignar contratos directos y hacer compras a mayor costo ¿no genera corrupción? Y callar ante las agresiones de Donald Trump cuando prometió que nos defendería ¿No es traicionar?
Las verdades a medias, también son mentiras y con tal de mantener sus altos índices de popularidad, el primer mandatario se ha empeñado en cumplir sus promesas de campaña, a toda costa y a cualquier costo.
En seis meses de su administración, ha evidenciado la falta de conocimiento y experiencia en la administración pública federal, prueba de ello es haber prometido grandes obras sin contar con los proyectos ejecutivos y estudios financieros, como en la construcción de nuevas pistas en el aeropuerto militar de Santa Lucía que, luego de revisar el terreno, descubrieron que había cerros en la zona que encarecerán la obra, es decir sí se hará, pero saldrá más caro.
Y ahora, ha declarado desierta la licitación para la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco debido a que las cuatro empresas que habían sido invitadas a la licitación restringida y que fueron elogiadas en su momento por el primer mandatario, ya no cumplieron con su estimado en gasto y programación lo que, por su empeño en construir a pesar de lo inviable del proyecto, generará un fuerte impacto en las finanzas del país y por supuesto en nuestros bolsillos, toda vez que la obra será construida por Petróleos Mexicanos.
El Presidente, anunció que la nueva refinería costará 160 mil millones de pesos y estará funcionando en tres años, datos con los que las empresas privadas no pudieron coincidir, tal como lo advirtieron organismos como el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) que basado en un estudio financiero señaló que el proyecto sólo tiene un 2% de probabilidad de éxito.
En cambio, sin proyecto ejecutivo por delante y mucho menos un estudio financiero, que hasta el momento haya hecho público López Obrador decidió que sea Pemex, empresa a la que le acaban de bajar la calificación crediticia, la que coordine la construcción de la nueva refinería y sí, será a través de una adjudicación directa.
Este tipo de contratación es el que ha permitido en nuestro país la corrupción en la que estuvieron involucradas empresas como Oderbrecht y OHL, y que tanto han sido criticadas.
La refinería va porque así lo dijo el Presidente y este año Pemex deberá invertir 50 mil millones de pesos para el arranque de la obra, lo que no dijo López  Obrador, es de dónde sacarán esos recursos si al mismo tiempo pretende mantener la estabilidad financiera y los programas sociales. Las verdades a medias, también son mentiras.
Y en Pregunta Sin Ofensa:
La violencia se dispara en el país y las autoridades siguen sin responder ¿De quién son los muertos?
TFA