La montaña fue a Mahoma. En un oso mayúsculo, al dream team encargado de llevar a puerto el aeropuerto se le fue el detallito de que en el sitio hay una montaña, con lo que el precio de Santa Lucía va a crecer en ocho mil y pico millones. Ah, y luego resultó que hay un estudio que señala la inviabilidad de ese lugar como aeropuerto comercial ¡del año 95! Ooops.

La cosa es que a nuestro Presidente se le están apareciendo demasiadas montañas. Una son los delitos: han crecido todos, incluidos los homicidios.

 

Vean la cifras de Semáforo Delictivo (semaforo.mx). Otra montaña es la economía. No hay modo, ya, de estar optimista. La 4T parece haber logrado otro milagro, o antimilagro: pese a la desaceleración económica, logró cuajar la inflación más alta en un buen rato. Pero hay más: el turismo baja, el desempleo es el más alto en dos años y pico, los pronósticos de crecimiento siguen adelgazando. De la educación ni hablamos. Mientras la SEP anuncia que queda prohibido reprobar escuincles, la CNTE, a la que el Gobierno le ha dado hasta lo indecible, lana para empezar, se dedica a tomar casetas y extorsionar automovilistas. Una montañota, los profes, vaya que sí. Súmenle el bullying permanente de Trump, que nos insulta y amenaza más según le hacemos nuevas concesiones o calumnia al Ejército sin que nadie levante la voz, y el panorama no es muy halagüeño.

¿Cómo ha respondido el Presidente a estos golpes de realidad? Perdiendo los estribos. Su reacción a lo de Minatitlán fue lamentable y reveladora: en vez de condolencias, lo comenté antes, tuiteó lo de los sepulcros blanqueados. La disculpa de que este tuit se refería al memo sobre la reforma educativa, no a la matanza, es por supuesto malísima: con un mismo exabrupto demostró estar perdiendo los estribos en dos temas diferentes, nada más. En adelante, lo que ha hecho es negarse de nuevo a dar condolencias a las familias de las víctimas o arremeter contra el Reforma en plan obsesivo.

No son buenas noticias. Un Presidente necesita temple, resistencia a la frustración: cabeza fría. ¿Recuerdan al AMLO lleno de buen humor de los primeros días, cuando la 4T era joven y los problemas parecían lejanos? Parece que fue hace un siglo. Y no: sólo han pasado cuatro meses y medio.

Los problemas graves están por llegar, entre las carísimas necedades de Pemex y Texcoco, la probable crisis mundial y la evidencia de que la Guardia Nacional no va a resolver la crisis de homicidios.

Que tengan un feliz regreso de vacaciones. Sin casetas tomadas.