Los principales candidatos a la Presidencia en la elección general de España se enfrentaron ayer sobre cómo lidiar con la campaña independentista de Cataluña, acusándose mutuamente de mentir, todo durante un tenso debate transmitido por la televisión española y que dejó preguntas abiertas sobre los acuerdos de coalición que se podrían alcanzar.

La elección parlamentaria del 28 de abril en España, una de las más polarizadas del país desde el regreso de la democracia, a fines de la década de 1970, se está disputando más en temas emotivos y de identidad, como la campaña independentista de Cataluña.

Ninguno de los cuatro candidatos fue el claro ganador del debate nocturno, en el que intercambiaron insultos y acusaciones de mentir, estar desconectados de la realidad y no hacer lo suficiente para manejar los casos de corrupción dentro de sus respectivos partidos.

Pablo Casado, del conservador Partido Popular, y Albert Rivera, del centroderechista Ciudadanos, acusaron reiteradamente al actual Presidente de gobierno, Pedro Sánchez, socialista y favorito a ganar la votación, de trabajar contra los intereses del país.

Rivera estuvo apuntando a una fotografía de una reunión de Sánchez con el líder separatista catalán Quim Torra, la que puso en su podio durante gran parte del debate.

Sánchez, Presidente de gobierno desde junio del año pasado, ha estado más abierto a conversar con los separatistas que su predecesor conservador Mariano Rajoy, respondió diciendo que está a favor del diálogo, pero que se opone a la independencia de la región ubicada en el noreste del país.

Los socialistas de Sánchez lideran los sondeos de opinión, pero no suman los escaños suficientes formar un gobierno solos. Las mismas encuestas muestran que necesitarán más apoyo que el que les podría entregar el Podemos de Pablo Iglesias y necesitarían el respaldo de partidos nacionalistas, incluidos los catalanes.

Los sondeos muestran que será incluso más difícil que los tres partidos de derecha consigan suficientes votos para formar un gobierno.

LEG