¿Es el liderazgo que esperan los maestros?

El liderazgo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación si hubiera elecciones “limpias, libres y transparentes”, ¿será el regreso a una versión renovada, actualizada de las mismas personas? ¿Es lo que desea la mayoría de los trabajadores?

En una condición en la cual la ex presidenta del SNTE, Elba Esther Gordillo, ha decidido reincorporarse plenamente, formal y realmente, al poder de uno de los sindicatos más grandes del continente, esas preguntas son pertinentes: una curiosa situación de intento de renovación nacional… para regresar a opciones sindicales semejantes.

¿Son los maestros y los trabajadores administrativos del SNTE una clientela electoral sindical que no tendrá más opciones que la que parece ahora única? Es un hecho que sus más fuertes opositores, la CNTE, tienen presencia solamente en media docena de entidades, solamente.

Existe una expresión sindical, en proceso de reformulación desde la campaña presidencial previa, que es la llamada “Maestros Por México”, en cuyo Encuentro Nacional de Jóvenes, celebrado en Cholula, la notoria presencia de Gordillo sintetizó juventud y antigüedad en un liderazgo sindical personal, cuya vitalidad parece estar a punto de reimponerse.

Gordillo es personalmente más poderosa que la probabilidad de otras opciones.

No están completamente alineadas las agendas de renovación de las mayorías reales en el SNTE y la visión de democracia sindical del gabinete laboralista donde Gordillo no es necesariamente vista como una campeona democrática.

Mientras el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se dice a favor de la plena libertad sindical y asegura estar dispuesto a ver “en primera fila” lo que ocurrirá en los sindicatos tradicionalmente controlados por fuerzas hegemónicas que no necesariamente eran fuerzas típicamente “democráticas”, el sindicalismo que fue oficialista alguna vez estima que la reforma educativa que sugieren el primer mandatario y Morena “no es lo que esperábamos”.

Gordillo tiene una idea distinta de la de AMLO acerca de las necesidades del SNTE, aunque no son necesariamente visiones en situación de colisionar.
Otra vez es necesario el debate acerca del sentido del adjetivo “sindicalismo democrático”, especialmente porque las definiciones al respecto están condicionadas por nuestra comprensión de lo que es la 4T: ¿renovación, gatopardismo, transformación o actualización?

O controla al SNTE un sindicalismo experimentado y remozado por sus nuevas alianzas o surge una opción intermedia entre el gordillismo y la CNTE, cuya inhabilidad para extenderse nacionalmente es tan importante como la de Gordillo para permanecer y adaptarse.

AMLO ya lanzó su primera respuesta a la CNTE y al SNTE: o cambiamos realmente o volvemos a la situación previa.

No hay sindicatos ni liderazgos preferidos, adelantó el mandatario. Gordillo tiene una opinión discordante, aunque no necesariamente antagónica.

@guerrerochipres