Cuando no existe la costumbre al diálogo, cuando la negociación no forma parte de la agenda partidista o personal, las decisiones que se toman no sólo son unilaterales sino arbitrarias.

Es así como la oposición quiere que se conduzca el gobierno actual, para que se asemeje a lo que ha habido y se aleje de lo que caracteriza a la actual administración.

El diálogo debe ser una tradición en todo gobierno moderno, la barbarie y la represión quedaron en el pasado. Sin embargo, las posibilidades de un acuerdo parecieran estar negadas para quienes, en su nombre, representan parte de las consignas de un gobierno que los propios mexicanos no permitirán.

El radicalismo de quienes protestan no es pretexto para que el diálogo se condicione o se regatee. Es por ello que la represión queda descartada en este proceso, aunque no se duda que haya quienes le apuestan a una salida violenta
ante las condicionantes que los profesores de la CNTE han colocado como bases para iniciar el diálogo que lleve no sólo al desalojo de los alrededores de la Cámara de Diputados sino a la solución del problema.

Sin embargo, la postura de los profesores ha sido tajante, principalmente porque ellos son los afectados directos y las presiones sobre las instalaciones de la Cámara de Diputados se convierten en el campo de batalla, que más bien se
transforma en un punto de presión entre los profesores y los diputados.

En esta parte del conflicto, los diputados no pueden sesionar mientras los profesores impidan el acceso; postura que la oposición quiere radicalizar, comienza a amarrar navajas para que el gobierno reprima, tal y como sucedió con
el PRI y el PAN cuando ocuparon la Presidencia de la República.

La desactivación de la reforma educativa, que era el eje central de la protesta de los profesores de la Coordinadora, es un tema que prácticamente no se discute porque estaba implícito entre el gobierno entrante, que lo anunció incluso como bandera de campaña, y los profesores de la CNTE, principales afectados por esta purga en la nómina de la SEP, que disfrazaron de reforma educativa y que sólo permitía depurar al personal docente.

Con ese contexto la reforma educativa tuvo muchos puntos oscuros que sus impulsores nunca tomaron en cuenta o simplemente no les pareció importante.

 

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