Pasaron casi dos décadas desde el arribo de Ichiro Suzuki al mejor beisbol del mundo. A través de esos años, fueron incontables las ocasiones en las que la ahora leyenda nipona dejó en evidencia que era distinto y estaba para forjar una carrera antológica en las Grandes Ligas.

Apenas en su primera temporada en 2001 en MLB, se encumbró como el Novato del Año y Jugador Más Valioso de la Liga Americana. Los Mariners habían conseguido firmar un jugador de época.

Durante toda la década pasada, Ichiro estuvo siempre en los primeros planos de las Mayores, siempre llamado al All-Star Game y considerado para ser el MVP. Nunca le faltaron laureles qué presumir estando en los Mariners, pero en su última temporada el nivel decreció.

En 2012 cambió de aires y recaló en los Yankees, donde jugó poco más de dos temporadas antes de ir a los Marlins, equipo con el que consiguió entrar a la historia, aunque de manera individual.

En 2016, Ichiro conectó su hit tres mil en las Grandes Ligas, logró que lo impulsó más en su camino a la inmortalidad. Mantuvo una constancia aceptable, pero el equipo no consiguió grandes cosas.

Apenas el año pasado, el japonés regresó a los Mariners para jugar un total de 15 partidos. Sólo conectó nueve imparables y anotó cinco carreras.

Ichiro sabía que sus capacidades ya no eran las mismas y después de irse de 5-0 en este inicio de temporada, decidió decir adiós. Durante el segundo juego disputado en el Tokio Dome entre Mariners y Athletics, Ichiro fue despedido con una gran ovación por sus compatriotas sabiendo que era la última vez que saltaría al campo de juego como jugador profesional.

 

Siempre ofreció lo mejor

Durante sus primeras 10 temporadas en la MLB, Ichiro Suzuki fue llamado al Juego de las Estrellas y ganó el Guante de Oro ininterrumpidamente. Posteriormente no volvió a estar en esa terna, pero siguió dando sus mejores habilidades en cada partido.

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