José Narro se está moviendo rápidamente en su carrera por la presidencia nacional del PRI.

Sostuvo reuniones ya con Ulises Ruiz, quien declinará a su favor en breve, y con la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, quien, dicen, será su compañera de fórmula.

Narro apostó su prestigio como catedrático y rector universitario por llegar a la presidencia de un partido sin rumbo, sin oficio de opositor y que todavía no ha tocado piso.

Y lo hizo porque va apoyado por los prohombres del priismo, los mismos que lo tienen luchando no por ganar gubernaturas, sino por no perder el registro.

La apuesta de Narro es grande; rompió todo su vínculo académico con la UNAM para tratar de ser el responsable de rescatar a un partido en coma desde julio pasado.

¿Qué atributos le vieron al ex rector para considerarlo el abanderado de la nomenclatura tricolor?

No ha ocupado ningún puesto de elección popular y gran parte de su vida laboral en el sector público se la debe a Emilio Gamboa Patrón, como él mismo reconoció durante sus comparecencias en el Senado la pasada Legislatura.

Sin duda fue un buen secretario de Salud y hay quienes opinan que con él como candidato presidencial al PRI le habría ido mejor.

En su discurso con motivo del aniversario 90 del PRI, su líder, Claudia Ruiz Massieu, declaró que uno de los principales errores del tricolor había sido alejarse de la base militante.

Por eso resulta una contradicción que en el discurso se quiera reconocer a los priistas de a pie y en los hechos se les quiera imponer un presidente.
Sí que ha sido un buen funcionario, pero que no tiene contacto con la herida militancia tricolor.
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Como que ya va siendo hora de que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, meta en cintura al cuestionadísimo líder del Sindicato de Bomberos de la CDMX, Ismael Figueroa.

Como saben, este sujeto fue baleado el 23 de noviembre del año pasado, por un ex militar al que le vendió una plaza en el HCM por 120 mil pesos, que nunca le entregó.

En venganza, el hombre estafado le dio dos balazos.

Ahora, Figueroa ha promovido bloqueos en vialidades como Insurgentes y ayer en la Calzada de Tlalpan, en ambos sentidos, para demandar el pago a 330 bomberos pirata a los que también les vendió las plazas.

El diario Reforma publicó que desde el primer día de octubre comenzaron “a trabajar’’ 330 personas; muchas de ellas familiares del dirigente en el Cuerpo de Bomberos, sin que hubieran pasado ningún control ni demostrado sus capacidades para el puesto.

Las plazas, según el diario, fueron vendidas en un rango de 180 mil a 250 mil pesos, sin que hubiera un fondo disponible para tal contratación.

Y como no se les ha pagado a esos supuestos “bomberos’’, el dirigente ha ordenado los bloqueos como una medida de presión a la autoridad capitalina con el fin de que los contraten.

¿Por qué debemos los capitalinos pagar la transa del líder con nuestros impuestos?

Ojalá Sheinbaum no pierda este primer pleito.

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Que siempre no va la consulta presuntamente ciudadana para determinar si el pueblo bueno y sabio quiere que se enjuicie a los ex Presidentes, de Fox a Peña.

Ya se veía venir.

No podría ser de otra manera cuando las críticas que lanza López Obrador “a las pasadas administraciones’’, así en abstracto, no tienen el objetivo de tocar ni con el pétalo de una crítica a Peña Nieto.