Por segunda vez, como en enero pasado, el Parlamento británico rechazó ayer el acuerdo de la primera ministra, Theresa May, para que el Reino Unido abandone la Unión Europea (UE).

Lo anterior se considera la antesala a la peor crisis política del país en generaciones, y a sólo 17 días de la fecha establecida como definitiva para el divorcio con la UE.

Los legisladores votaron en contra del acuerdo enmendado de May por 391 votos contra 242.

El acuerdo original de retirada fue rechazado en la Cámara de los Comunes el 15 de enero por 432 votos en contra, y 202 a favor, por lo que esta vez, May necesitaba otros 116 votos para llegar a la cifra clave de 318… pero sólo consiguió 40 más.

La votación coloca a la quinta economía más grande del mundo en un territorio inexplorado, sin una vía clara de salida. Sus opciones son: dejar la UE sin un acuerdo, retrasar la fecha de divorcio del 29 de marzo, o convocar a una elección u otro referéndum.

May podría incluso intentar, por tercera vez, obtener apoyo parlamentario con la esperanza de que los legisladores más críticos puedan cambiar de opinión.

Los diputados votarán hoy si Gran Bretaña debe abandonar el mayor bloque comercial del mundo sin un acuerdo, un escenario que líderes empresariales han advertido caótico para los mercados y las cadenas de suministro.

Momentos antes de la sesión en el Parlamento, May advirtió que si no se aprobaba el acuerdo el Brexit podía perderse.

Al abrir el debate, antes de la votación, May, con la voz quebrada y visiblemente agotada, pidió a los parlamentarios británicos pragmatismo para que apoyen su plan… pero no cedieron.

LEG