La pregunta es válida y su formulación debería llevarnos a posteriores análisis: ¿habrá un día en que el presidente López Obrador se abstenga de hacer un anuncio o declaración que genere polarización? Esto acaba de ocurrir nuevamente ayer después de que el primer mandatario confirmara la desaparición de más de cinco mil comedores comunitarios operados por la Secretaría del Bienestar.

Para quienes nunca han estado en uno de estos espacios, se trata de centros comunitarios ubicados en zonas rurales y urbanas altamente desfavorecidas, en las que se concentran los mayores índices de miseria, expresada en muchas ocasiones en la imposibilidad de contar con recursos para alimentarse. Los comedores atendían a niños de cero a 11 años, estudiantes de entre 12 y 19 años, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, personas con alguna discapacidad, adultos mayores y personas en pobreza extrema.

Para el Presidente, la desaparición de los comedores comunitarios forma parte de una limpia de los programas sociales vinculados a la corrupción y el desvío de recursos. Sin aportar ninguna prueba, acusando sin sustentar y culpando al pasado de todos los males del país, López Obrador canceló este proyecto que beneficiaba a más de medio millón de personas.

Lo que quizá el Jefe del Ejecutivo no sepa es que los comedores comunitarios forman parte de una larga cadena de esfuerzos para mejorar las condiciones de alimentación de las familias más vulnerables del país. Contribuyeron a la reducción de la pobreza, de acuerdo al más reciente estudio de medición de este fenómeno realizado por el Coneval.

Si en 2014, México contaba con 28.1 millones de personas en situación de pobreza por carencia alimenticia, en 2016 esta cifra se ubicó en 24.6 millones, una reducción de casi tres millones y medio de mexicanos. Sin duda, los comedores comunitarios sumaron a esta importante disminución.

Nadie duda de la importancia de acabar con la corrupción. Sin embargo, este esfuerzo no debe darse en detrimento de quienes menos tienen. Como ocurrió con las estancias infantiles, supuestos desvíos y malos manejos fueron el origen de la cancelación de los programas. ¿Por qué no atacar la raíz del problema? Esto implicaría ir por quienes cometieron los ilícitos, cual fuera su nivel. Algo sucede en las entrañas de la cuarta transformación que no ha habido la voluntad política para que esto ocurra.

Más de medio millón de mexicanos que a diario se alimentaban en los comedores comunitarios dejarán de hacerlo. No se ha informado qué sucederá para reemplazar este programa, necesario hasta no abatir la pobreza que sigue afectando al país. “Que coman pasteles”, podrían sugerir en el nuevo Gobierno, rememorando los tiempos de la Revolución Francesa.

Segundo tercio. Según el diario británico Financial Times, Hacienda retrasará la construcción de la refinería de Dos Bocas. Los dos mil 500 millones de dólares destinados para este año serían usados para relanzar la producción de Pemex. Nada de retrasos, salió de inmediato a aclarar el presidente López Obrador, contradiciendo a los responsables de las finanzas públicas del país.

Tercer tercio. No nada más el Presidente contradijo a la SHCP; la titular de Energía, Rocío Nahle, se le fue encima al subsecretario Arturo Herrera por sus dichos en el FT. En otros tiempos, había que pensarla dos veces antes de meterse con Hacienda.