El Túnel Emisor Oriente (TEO), un proyecto de alta prioridad para el desagüe del Valle de México, oficialmente quedará concluido en julio próximo. La obra que inició –en 2008– el gobierno de Felipe Calderón (lo dejó con un avance de 70%) y que estaba proyectada para concluirse en 2014, en la administración de Peña Nieto, se alargó hasta 2019 sin justificación alguna. El retraso fue de casi cinco años, lo que demuestra que no le dieron la importancia ni prioridad que demandaba el proyecto. Se destinaron recursos a proyectos no indispensables como la tercera línea del Sistema Cutzamala, que tampoco concluyeron.

El costo final del TEO –de una logitud de 62 kilómetros– fue de 51 mil millones de pesos más del doble de lo que fue presupuestado, pues el proyecto ejecutivo fijó un costo aproximado a los 25 mil millones de pesos, y no como lo indicaron hace una semana las autoridades de la Conagua que hablaban de nueve mil millones, ya que simplemente la pura ingeniería básica fue de casi 11 mil millones de pesos. Esta obra se atrasó y elevó su presupuesto en el gobierno de Peña. Tal vez no fue un proyecto de alta prioridad para la pasada administración por la sencilla razón de que el TEO se planeó en la era panista.

Enrique Peña sólo asistió, en 2013, a la inauguración de los primeros 10 kilómetros, y en la agenda presidencial del sexenio pasado no se volvió a tocar el tema. ¿Y por qué es tan importante esta obra? Pues el sistema de Drenaje Profundo (Túnel Emisor Central) que se diseñó sólo para llevar agua de lluvia, en los últimos años se convirtió en el desagüe mixto: de aguas negras y pluviales, que cada año entra en crisis por las intensas lluvias y no logra desahogar el gran caudal, lo que provoca severas inundaciones de aguas negras en la zona urbana. De ahí la importancia de la construcción del TEO.

Los fuertes hundimientos que tiene la Ciudad de México y Zona Metropolitana debido al manejo irracional del acuífero no sólo elevan la crisis de desabasto de agua, sino que, lo más grave según aseguran geólogos e ingenieros hidráulicos, son los acelerados hundimientos del suelo, y con ello el colapso con los sistemas de drenaje como es la pérdida de capacidad del Gran Canal. Pero otro de los problemas que tiene México es que cada sexenio, y con los cambios de partido, todo se diluye, se pierde y reina la confusión de versiones, como ahora las autoridades de la Conagua sostienen que la obra se inició sin proyecto. Cosa más falsa.

Es del dominio público que primero se pagó un proyecto de ingeniería básica, y lo hizo la CFE. Eso permitió la adjudicación del proyecto ejecutivo y la construcción a un consorcio que se conformó con las empresas mexicanas más calificadas y que habían participado en las obras del Drenaje Profundo. Además, en diversos reportajes que realizó este columnista desde que inició el TEO, pude documentar que en la supervisión y gerencia del proyecto participaron empresas extranjeras de primer nivel. La adjudicación se hizo por condiciones de seguridad (por el riesgo de inundaciones catastróficas) para la Ciudad de México.

Y en una entrevista que le realicé al entonces director general de la Conagua, José Luis Luege, me reveló que por las condiciones geológicas en la perforación de un tramo de acuerdo al proyecto ejecutivo fueron muy distintas y hubo que cambiar la trayectoria. “Esto se justificó plenamente en todas las auditorías y en mi administración hubo dos modificaciones contractuales. Yo cuento con el libro blanco que avala nuestras decisiones y cambios en el proyecto”, según me explicó Luege. Ahora que la 4T mantiene como eje de Gobierno el combate a la corrupción, lo más seguro es que pidan que se audite, una vez más, el TEO.

“Nosotros no tenemos ningún problema en que se audite, en nuestra gestión fuimos auditados hasta el cansancio. Sólo que los fraudes de la administración de Peña no los quieren ver”, me precisó Luege. Pero mientras esperamos que el TEO entre en operación al cien por ciento, es importante señalar que la reducción al presupuesto de la Conagua pone en riesgo muchas obras hidráulicas indispensables para el Valle de México, tanto obras de protección contra inundaciones como de abastecimiento y saneamiento.