-  
La aprobación por unanimidad de la Guardia Nacional con carácter civil, es resultado de semanas de negociaciones y diálogo que, por momentos, parecía estancarse y no lograr la mayoría.
Sin embargo, el senador Ricardo Monreal, con el respaldo de la consejería jurídica de la Presidencia, la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Seguridad Pública, logró el consenso, más allá de las presiones y los intereses externos.
De manera inédita, con 127 votos a favor (sólo faltó la senadora de Morena, Blanca Estela Piña) y sin reservas, los senadores de todas las fracciones parlamentarias aprobaron más de una decena de modificaciones a la Constitución Mexicana.
El bloque opositor encabezado por el PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano, y al que de último momento se sumó el Partido Verde, cerró filas con las organizaciones civiles, defensoras de derechos humanos, que pedían eliminar cualquier tinte militar de la nueva corporación policiaca.
Lo que parecía difícil ante la experiencia  reciente del bloque mayoritario de usar la aplanadora para aprobar leyes como la de Remuneraciones, que está detenida en la Corte, y la ley de entidades paraestatales, que permitió hacer trajes a la medida a funcionarios del nuevo gobierno.
Pero a unas horas de votar el dictamen, en el Senado hubo humo blanco.
Todos los coordinadores parlamentarios habían llegado a acuerdos, y votarían a favor de una Guardia Nacional civil.
Además, tras doce años de estar en las calles haciendo tareas de seguridad pública, las reformas darán al fin un marco jurídico a las Fuerzas Armadas para su actuación en tareas de seguridad pública, respetando los principios internacionales de convencionalidad.
Así el PAN, que desde un principio se opuso a la propuesta presidencial, reconoció la voluntad política de Morena.
Los priistas coordinados por Osorio Chong, avalaron la propuesta con cambios, a pesar de la opinión de sus gobernadores.
El PRD, coordinado por un abogado, Miguel Ángel Mancera, contribuyó en la parte jurídica para evitar que la Guardia pueda ser controvertida en una corte nacional o internacional.
De mantenerse este nivel de negociación en las siguientes reformas constitucionales, estaremos viendo a un Senado fuerte, autónomo, sin injerencias de personajes y factores externos.
Un Senado, que al fin entendió su papel de contrapeso ante el resto de los poderes, un contrapeso necesario para evitar el exceso del Ejecutivo o del Judicial.
Y en pregunta sin ofensa:
¿El consenso logrado para la creación de la Guardia Nacional obedece a una excepción, o podrá Morena mantener la luna de miel con la oposición?