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Resulta incongruente, por decir lo menos, que para el gobierno que pretende ser la cuarta transformación de México, la ciencia y la tecnología no sean prioridad.

Y es que a pesar de los discursos, la realidad es otra, pues el presupuesto para estos rubros en 2019, se redujo en casi 6 mil millones de pesos  respecto al año pasado.

Sin olvidar que el Gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador, también pretendía recortar hasta mil 300 millones de pesos de recursos a la UNAM, el Poli y la UAM, y que reculó bajo el argumento de haber sido un error de dedo, claro, luego de las protestas de la academia.

Desafortunadamente, el desdén por la ciencia y tecnología no quedó sólo en la disminución de recursos; la inexperiencia y falta de preparación de personajes colocados en altos cargos de dirección, convierten al Conacyt en el lugar perfecto para pagar favores y colocar a los amigos de la nueva administración, que por muy honrados que sean, no tienen el nivel académico para encabezar sectores que requieren estudios y experiencia.

Una diseñadora de modas, un estudiante de  comunicación y una ex vendedora por catálogo, han tenido que ser destituidos de altos cargos de dirección en el Conacyt, también ante los reclamos de académicos, sociedad civil y legisladores.

Y la cereza en el pastel fueron los candidatos propuestos por el Ejecutivo para ocupar cuatro vacantes en la Comisión Reguladora de Energía.

Ignorancia total en el sector y en los conceptos básicos de la CRE (así como la actitud solapadora del senador Armando Guadiana, de Morena, que al escuchar las barbaridades de los candidatos del Presidente, les sugería mejor no responder), evidenciaron aún más el poco interés por los sectores que hacen que México camine rumbo al desarrollo.

Al margen de las mafias que pudieran existir, para generar políticas públicas y dirigir organismos técnicos, la honradez no basta, es necesario que los servidores públicos tengan el nivel académico que los mexicanos estamos esperando de un gobierno que se auto nombra como la cuarta transformación.

Y en pregunta sin ofensa:

¿Cuánto más seguirá pagando México por el almacenaje del avión presidencial en un hangar de desechos en Estados Unidos, cuando ese dinero se podría ahorrar al tenerlo en el hangar construido la ciudad de México, hasta que sea vendido… y la austeridad?