Para aquellos que se opusieron al video arbitraje por miedo a que el futbol perdiera su sabor, ya estará claro que eso no será problema. Lo mismo quienes pensaban que entre más se reflexiona lo de la cancha menos se siente, quienes estaban convencidos de que la polémica iría a menos y con ella la pasión, incluso quienes han afirmado que la injusticia es parte del futbol como lo es de la vida misma.

Tras un debut triunfal en la Copa del Mundo 2018 (antes, en el simulacro efectuado en la Copa Confederaciones 2017, había sido un caos), han pasado algo más de seis meses en los que donde hay VAR hay espinas.

Sin duda, las malas decisiones arbitrales ya son menos, pero el problema (como con la política, como con la mercadotecnia, como casi con todo hoy) es de percepción: se difunde la sensación de que el VAR obedece a una conspiración. Sin él, todo equipo afectado (o no) insinuaba ser perseguido; con él, todo equipo afectado (o no) asegura estar perseguido.

Sucede, primero, que no todos aunque sí muchos de los señalamientos arbitrales del futbol, son subjetivos –¿Hubo intención? ¿Iba al balón? ¿Intervenía en la jugada?

Eso se hace más complejo con lo segundo: que cada quien ve lo que quiere ver, bendiciendo o maldiciendo a los revisores del monitor, según la ocasión.

Así como hoy en política pocos juzgan al mensaje y la mayoría se dedica a atacar o defender dependiendo de quién lo haya dicho (el emisor o el quién con una victoria definitiva sobre el contenido o el qué), desde siempre en el futbol se juzga con base en lo que se cree: para mis colores la pelota fue a la mano, para los ajenos la mano fue a la pelota.

Tras vencer al Ajax en la Champions, el capitán madridista, Sergio Ramos, aseguró que es “un gran defensor del VAR”. Aunque unas semanas antes había explicado, luego de perder ante la Real Sociedad, “Hacía años que no veía algo así. El VAR hay que modificarlo. No pedimos que nos ayuden, pero sí que haya justicia”.

En resumen, que a Ramos, como al común de sus colegas, como al común de los aficionados, le gusta el VAR siempre y cuando sea beneficioso para su causa.

Si el sabor en el futbol lo añade la polémica, el futbol es hoy todavía un platillo más pletórico en especias. Por eso, no se preocupen.

Twitter/albertolati

 

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