Todo un oxímoron, paradoja de paradojas para lo que se entiende en el futbol: un delantero, un dorsal nueve, un eje de ataque, cuya prioridad en la cancha no es anotar goles.

Karim Benzema no es, ni remotamente, la primera especie de ese género, aunque sí, como todos los de su peculiar estirpe, ha debido batallar para ser no sólo valorado, sino incluso tolerado.

Del nueve se esperan goles más en cantidad que en calidad. Si como añadido son hermosos, excelente, aunque más les vale un racimo de fortuitas carambolas que pocos remates plásticos.

Pensemos en Patrick Kluivert, otro oxímoron al presentarse como delantero centro y atreverse a declarar, “lo importante no es que sea gol, sino que sea bonito”. En toda su carrera no anotó 250 goles, cifra demasiado baja si se compara no sólo con los titanes Messi y Cristiano, sino con Gonzalo Higuaín, Thomas Müller, Sergio Agüero o el todavía muy joven Harry Kane. Sin embargo, nadie puede dudar del sitio histórico que ocupa aquel delantero holandés, socio predilecto de todo elemento ofensivo: por su desmarque, por su visión, por sus recursos, por su técnica y, sobre todo, por su naturaleza solidaria (nueva contradicción, eso de compartir pelota para quienes forjaron su instinto de gol con base en acapararla y devorarla).

Acaso la vida de Benzema hubiese sido más fácil poniéndole el número 8 ó 10 y anunciándolo como mediocampista ofensivo. Claro, entonces las críticas hubiesen sido por dejar vacíos en la media y por su menor capacidad de sacrificio. Síndrome de quien es demasiado volante para ser delantero y demasiado delantero para ser volante, limbo en el que se desarrolló el cómplice ideal de Cristiano Ronaldo, sin dar señas de acongojarse por las críticas.

En su décima temporada con el Madrid, ha escalado a la posición seis de goleadores históricos, superando a otros delanteros con quienes hubo mayor tolerancia para crear (y no sólo anotar) arriba: Emilio Butragueño y Francisco Gento, símbolos indiscutibles de ese escudo, siempre se desempeñaron en ataque y a menudo anotaron, mas pasaron a la historia en mayor medida por lo que hicieron por aclarar el panorama a sus compañeros.

Quienes hoy aplauden a Karim, son los mismos que más pronto que tarde se exasperarán, demandando el arribo de más depredadora criatura. En el fondo, si los merengues están escasos de gol, lo sencillo será señalar al nueve, reacios a ver que este nueve no es tal…, por mucho que su tremendo volumen de juego últimamente se complemente con anotación.

Twitter/albertolati

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.