Ocho motivos fueron suficientemente fuertes para que la calificadora internacional de riesgos, Fitch Ratings, decidiera bajar dos niveles la nota de Petróleos Mexicanos (Pemex) y pusiera a los mercados internacionales en duda sobre la solvencia de la empresa.
Entre los más relevantes se encuentran la crítica de Fitch sobre el “vínculo estrecho entre Pemex y el Gobierno”, pues las transferencias de la petrolera a éste generan un compromiso de sus ingresos.
“Las contribuciones de la compañía a México han promediado aproximadamente 10% de los ingresos del Gobierno (500 mil millones de pesos). Las transferencias se mantienen altas en relación con su generación de flujo de efectivo”, dijo.
Otro factor fue la importancia estratégica para la seguridad energética del país, ya que Fitch añadió que el vínculo de la petrolera con el riesgo soberano surge por su papel fundamental en el suministro de combustibles líquidos en México.
“Una crisis financiera en Pemex podría interrumpir el suministro de combustibles líquidos en todo el país, lo cual podría tener consecuencias sociopolíticas importantes para México”, apuntó.
En tanto, el apoyo moderado del gobierno fue otro punto que incidió en la decisión ya que el respaldo del Gobierno hacia Pemex es moderado y se ha evidenciado por aportaciones modestas de capital.
Además, Fitch considera que la compañía no es propiedad del Gobierno mexicano y que éste no apoyará financieramente a Pemex en caso que lo requiriera; y también señaló una reducción en inversiones, lo que impacta en la producción de crudo.
LEG