Éste fue un año de cambios extraordinarios. El sacudimiento político de este nuevo tiempo podrá conducirnos a mejorar tendencias si existen formas apropiadas de interlocución y participación de la ciudadanía con las autoridades de los tres Poderes.

La inseguridad que percibimos o hemos registrado en nuestras casas habitación nos presenta una situación que deberá mejorar contundentemente y pronto. De un lado, los números indican que frente a 2012, a nivel nacional, el robo a casa habitación ha disminuido de un sexenio a otro. De otro lado, los datos no resuelven nuestra percepción de seguridad deteriorada en algunas ciudades y entidades del país. Debe reconocerse que se interrumpió la tendencia al alza en el registro de la afectación a nuestros bienes dentro de nuestras casas entre 2012 y este decembrino 2018.

Sin embargo, casos como el de la capital nacional nos indican que entre 2015 y 2018, de diciembre a diciembre, los robos a casa habitación se habrán elevado al terminar el año cerca de 40%. ¿Mejoramos o empeoramos en este delito específico? Eso no nos tranquiliza en la medida en que la sensación de vulnerabilidad permanece y es relevante nuestra expectativa de protección en todo el país. “Cuando han entrado a tu casa quieres lavar la ropa que tocaron y lavar toda la casa, toda tu ropa, toda la que sacaron y dejaron en el suelo o simplemente tocaron para llevarse lo que es de valor”, es una expresión común de quienes hemos sido víctimas de robo a casa habitación.

Las bandas cada vez mejor organizadas dedicadas a la sustracción de bienes han demostrado su capacidad de evolucionar con el estímulo que recibieron de formas de operación de comunidades delincuenciales provenientes de algunos países del sur del continente. Otros estímulos al crecimiento o permanencia de este y otros delitos son la corrupción sobre la cual se construye la complicidad, la impunidad, la pendiente adaptación del sistema de seguridad y procuración de justicia a nuevas modalidades y, fundamentalmente, la capacidad de construir comunidad que nos defienda ante la amenaza. Los agrupamientos locales de autores de robo a casa habitación, en asociación con aquéllos de origen foráneo, y ahora con independencia de los mismos, representan un reto para la seguridad y nuestra sensación de indefensión.

Para ilustrar el comportamiento de este delito, recordemos que hasta octubre de 2018 se habían cometido a nivel nacional 65 mil 870 robos a casa habitación a nivel nacional. Esta cifra es 29% menor a la que se alcanzó en el mismo mes de 2012, año en que ocurrieron nueve mil 806 incidentes de este tipo. Ciertamente se modificó de manera positiva, según estos datos, la tendencia previa. Uno de cada 10 incidentes ocurre con presencia de las víctimas y con daño a su integridad. Cinco entidades registran la mayor incidencia de robo a casa habitación en 2018: Ciudad de México, Estado de México, Baja California, Jalisco y finalmente Querétaro. El próximo año recuperar nuestra casa de la incertidumbre de la inseguridad será recuperar parte del territorio nacional.