Foto: EFE Mientras las protestas se mantienen en Reino Unido contra la salida de la UE, las autoridades dieron a conocer que tres mil 500 soldados están preparados para ser desplegados cuando se requiera  

Si bien Theresa May sobrevivió la semana pasada el voto de “no confianza” que promovieron sus propios compañeros del Partido Conservador (obteniendo 200 votos de un total de 317 que emitió su grupo parlamentario), la realidad es que no ha conseguido ningún tipo de concesión por parte de Bruselas, confirmando lo que la canciller Angela Merkel dijo el miércoles pasado ante el Parlamento alemán: “No tenemos ninguna intención de cambiar aún más el acuerdo de salida (…) esa es la posición común de los 27 estados miembros”.

Por ello, a pesar de haber cambiado la votación parlamentaria decisiva del 11 de diciembre al 14 de enero, May ya se prepara, de manera abierta, para una derrota parlamentaria. Por ejemplo, los ministros de su gabinete asignaron 2 mil millones de libras extras a diversas dependencias del Ejecutivo para que, en caso de un “no acuerdo” hacia el 29 de marzo, puedan reaccionar mejor ante la crisis legal, financiera y migratoria que se proyecta.

Asimismo, su gobierno declaró que enviará 140 mil cartas a empresas nacionales y extranjeras establecidas en Reino Unido, con una serie de preparativos ante tal escenario.

En este sentido, el secretario de Estado para la Defensa, Gavin Williamson, se sumó a la contingencia afirmando a un grupo de parlamentarios que tres mil 500 soldados británicos están preparados para ser desplegados en caso de un “no acuerdo”, sobre todo para temas migratorios y aduaneros.

Sin embargo, Williamson fue duramente criticado por el líder del partido Liberal Democrático, Sir Vince Cable, por “intentar asustar” a parlamentarios y empresas para que May pueda obtener apoyo in extremis para su “desacreditado acuerdo”.

Por otra parte, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, demandó el lunes en el Parlamento una votación de “no confianza” general (es decir, que ya incluiría a toda la Cámara de Comunes y no solo a los conservadores) para destituir a May esta misma semana como primera ministra porque, arguyó, “se negó obstinadamente a (…) que se llevara a cabo una votación en la fecha que ella acordó (el 11 de diciembre)”.

Pero Corbyn y los laboristas, de manera deliberada, utilizaron un fraseo que no es el requerido legalmente para activar un voto de “no confianza” general, ya que omitieron las palabras: “Esta Cámara no tiene confianza en el gobierno de Su Majestad” (de haberlas incluido, la votación se habría llevado a cabo el día siguiente).

Por esta misma situación, el llamado de Corbyn fue visto más como una maniobra política para presionar a May, que un intento real de destitución.

Pero si May pierde el voto parlamentario sobre su Brexit el 14 de enero, el laborismo muy probablemente reactivará dicha opción; en cuyo caso, si May perdiera esa votación de “no confianza” general, tendría que formarse un nuevo gobierno en máximo 14 días o, si no hay las condiciones para ello, se convocarían nuevas elecciones.

LEG