Las emisiones globales de gases de efecto invernadero y el calentamiento del planeta que generan van en aumento, por lo que es urgente la adopción de impuestos a los combustibles fósiles para contribuir a reducir las emisiones contaminantes.

Así lo señala el nuevo informe del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), que advierte que si no se multiplican los esfuerzos para reducir las emisiones de CO2, la comunidad internacional no podrá alcanzar la meta de restringir a 2 °C el calentamiento del planeta para finales de siglo, como lo establece el Acuerdo de París.

El estudio, publicado ayer, urgió a disminuir los gases de efecto invernadero antes de 2030 para garantizar dicho objetivo, lo que requerirá que los Estados tripliquen las medidas que están implementando.

El informe, divulgado en vísperas del inicio de la 24ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (COP 24), indica que si continúan las tendencias actuales, el calentamiento global será de 3 °C al finalizar este siglo, y a partir de entonces será aún más drástico.

El jefe de científicos del PNUMA, Jian Liu, explicó que cuando los Gobiernos adoptan impuestos a los combustibles fósiles y medidas de política fiscal para subsidiar las alternativas de bajas emisiones, pueden estimular las inversiones correctas en el sector energético y reducir significativamente las emisiones de carbono.

“Afortunadamente, el potencial de usar la política fiscal como un incentivo es cada vez más reconocido. Ya están implementadas o programadas 51 iniciativas de fijación de precios del carbono que cubren aproximadamente 15% de las emisiones globales”, apuntó.

Liu agregó que si se eliminaran todos los subsidios a los combustibles fósiles, las emisiones globales de carbono podrían reducirse hasta 10% para 2030.

Además, si el precio del carbono se fijara en 70 dólares por tonelada de CO2, en algunos países las emisiones bajarían hasta 40%, dijo.

El informe añade que sólo 57 naciones están en la vía correcta para empezar a bajar sus emisiones antes de 2030, una cifra muy reducida tomando en cuenta que para ese año las emisiones globales deberán ser 25% menores que en 2017.

LEG