No todo ha sido discurso.

Una nueva administración de seis años está por comenzar.

Andrés Manuel López Obrador y Morena iniciarán un mandato, debilitados.

La dificultad, la inminente renovación.

Hay voluntad política, pero otra cosa es la realidad, y en eso van perdiendo.

A los integrantes del nuevo Gobierno se les ha pedido disciplina para demostrar capacidad y prestigio.

La cuarta transformación implica consecuencias.

Lo que unos ven con buenos ojos, otros no, y expresan la falta de confianza entre ellos.

Es necesario decidir que en las últimas semanas hemos escuchado ajustes verbales a desencuentros, agresiones, acusaciones y aclaraciones, entre otras cosas, intentando decir que hay disposición a un pacto no escrito, que tampoco dan por seguro.

Andrés Manuel López Obrador y Morena deben agradecer a la ciudadanía su unidad y confianza, pero empiezan a preguntarse si no se equivocaron.
Hoy ya no tienen el poder de hace unos meses.

Quién lo iba a decir, en este momento la población más pobre y la más rica piensan que la economía es ahora la mayor urgencia.

Será difícil que encuentren la solución inmediata, pero aun así, no hay que restarles que tienen la capacidad de hacer historia.

Sea como sea, Andrés Manuel López Obrador y Morena se juegan su enorme capital político y un sólido soporte moral.

Demostrando que va en serio, Morena presenta una iniciativa de ley en donde el cobro de contribuciones fiscales se hará con base en la buena fe que los negocios demuestren al Gobierno federal, a través del Padrón Único de Confianza, instrumento donde reportarán que están al día con sus impuestos.

La Ley de Fomento a la Confianza Ciudadana otorga a la Secretaría de Economía la facultad de verificar que los contribuyentes estén al corriente con sus pagos.

Como ya se pidió que sean honestos, se acaban entonces los supervisores fiscales.

La Secretaría de Economía será la responsable del Padrón Único de Confianza, y periódicamente realizará sorteos para revisar a 1% de los registrados. La inscripción al listado será voluntaria y de buena fe para manifestar que se está al corriente en las obligaciones regulatorias y fiscales.

Sin más en juego que el honor y para renovar la confianza ciudadana en las instituciones, con esta nueva iniciativa olvidemos la última evasión fiscal que benefició a 13 mil accionistas y 600 mil empresas fantasma.

Lo bueno es que el nuevo Gobierno tendrá aún años por delante para detectar desobediencia y evasión.

Milonga: se avecina elección a gobernador en Baja California, y Morena sabe que con el prestigio no se juega. Para ganar, confía en Jaime Bonilla, senador, y Arturo González, ex líder nacional de la Concanaco.

jfcastaneda9@hotmail.com