Foto: Notimex Un total de 120 luces "de esperanza" se prendieron la noche de este jueves para buscar justicia por otras tantas mujeres víctimas de feminicidio, que no pueden descansar mientras sus homicidas no estén tras las rejas  

Un total de 120 luces “de esperanza” se prendieron la noche de este jueves para buscar justicia por otras tantas mujeres víctimas de feminicidio, que no pueden descansar mientras sus homicidas no estén tras las rejas.

 

En las escaleras del Ángel de la Independencia, en Paseo de la Reforma, se colocaron 120 cruces en color rosa; cada una cuenta la historia de una mujer, cuya foto aparece colocada al frente, junto con una veladora.

 

Ahí están las fotos de Arlette Samantha, asesinada en Ecatepec, Estado de México; Minerva, en Puebla; Amairani, en Cancún, Quintana Roo; Ana Karen, en Pesquería, Nuevo León; Lizet, en Compostela, Nayarit.

 

Son en total 120 y sus fotos, cruces y veladoras están ahí para recordar que todas tenían familias que a su vez son víctimas colaterales de esos hechos y de autoridades negligentes y omisas que las revictimizan.

 

A decir de Sandra Soto, de la organización “Los machos nos matan en México”, es necesario educar a los hombres para que dejen atrás el machismo que, a su juicio, les hace creer que son superiores a las mujeres y pueden maltratarlas, golpearlas y asesinarlas.

 

Las autoridades deben poner más cuidado en atender como se merece cualquier caso de violencia, porque las mujeres llegan con el ojo morado al Ministerio Público y, lejos de arroparla, la revictimizan y le hacen sentir miedo.

 

Es necesario que las autoridades pongan más empeño en su trabajo y que la sociedad comprenda de una vez que hombres y mujeres son iguales todos en derechos y merecen un trato correcto, así como respeto a las personas, sin violencia.

 

Acompañada por familias de víctimas, Sandra Soto explicó en un mensaje público que se eligió esta fecha tan representativa para la cultura popular mexicana con el fin de llamar la atención sobre este problema que va creciendo cuando debe terminar.

 

“Somos un grupo de familias que somos víctimas colaterales del feminicidio. Nuestras mujeres fueron arrancadas de nuestras vidas y estamos luchando por acceder a la justicia para que las autoridades tengan sensibilidad”, reclamó.

 

Entre las familias ahí reunidas estaba un grupo que portaba una manta con la foto de una joven de anteojos y la leyenda: “Yo era Celene, ahora me conocen como #CasoReforma222”.

 

Su tía Emma Mújica narró que a pesar de las múltiples pruebas del homcidio, que incluso fue captado por cámaras de seguridad, la semana pasada la agente del Ministerio Público les dijo que no tenía pruebas contra el homicida.

 

“Cómo es posible”, reclamó Emma con la mirada triste y la voz entrecortada por la rabia. “Fue noticia nacional y ellos (las autoridades) creen que no. La MP es mujer… y ni así”.

 

Juana Pedraza Benítez es mamá de una mujer que fue asesinada a principios de 2017 en el Estado de México. Ella dice que es deber de las familias criar a hombres que no sean machos y a mujeres que no sean sumisas.

 

Ella lo hizo con sus hijas; les hizo ver su valor y que no deben depender jamás ni dejarse nunca de ningún hombre; “desgraciadamente llegó alguien a asesinarme a mi hija; alguien que se sintió Dios con la capacidad de quitarle la vida a un ser humano con extrema violencia”. Ha pasado ya un año tres meses y todavía no se resuelve.

 

La actividad, a la que siguió una pieza de baile preparada por el colectivo “Invisibilizadas visibles”, despertó la curiosidad de peatones, entre ellos varios extranjeros que se reunieron a observarla y en donde se recordó a todas esas víctimas y se exigió, también, que las autoridades atiendan a los huérfanos.

 

fahl