Crecía el canto de It’s coming home! y se insistía que, al fin, la selección inglesa tenía genuinas posibilidades de hacer una Copa del Mundo gloriosa en Rusia. Se escarbaba en los recuerdos, refiriendo los pésimos desempeños británicos en los últimos torneos y aclarando que el único título de los creadores del futbol moderno, se dio con un gol de dudosa legitimidad.

Todo eso, mientras que se viralizaba un comentario: que España se coronó en 2010 con Pep Guardiola dirigiendo al Barcelona, que Alemania lo logró en 2014 con Pep Guardiola en el Bayern Múnich, que acaso Inglaterra conquistaría el 2018 dado que Pep Guardiola trabaja en Manchester City.
Interesante la coincidencia, sí, pero sin reparar en algo básico: que, puestos a buscar influencias en algún club, era imprescindible girar la mirada hacia el Tottenham y de ninguna forma hacia el City.

Futbol dinámico, ofensivo, de toque, a ratos vertical y a otros de exquisita elaboración, lleno de muchachos ingleses. Como ejemplo, tres de los elementos más determinantes del once inglés en Rusia eran spurs: Kieran Trippier, Dele Ali y Harry Kane.

Traigo eso a colación porque, por tercer año consecutivo, el Tottenham ofrece una de las propuestas más atractivas del futbol inglés y por tercer año consecutivo fracasará en la Champions League.

Un par de temporadas atrás, fue tercero de grupo tras Mónaco y Bayer Leverkusen. En la campaña anterior fue líder por delante de Real Madrid, aunque en octavos de final obsequió varias vidas a la Juventus, cayendo en casa tras haber igualado en Turín. Y ahora…, ahora todo ha sido peor.
Tuvo al Inter contra las cuerdas en su debut, y se vio remontado. Le pasó por encima, cual locomotora, el Barcelona. No pudo derrotar al más débil del grupo, el PSV Eindhoven.

Tres resultados como para entender que, acaso, habrá de conformarse por jugar por la Europa League, con condiciones para pelearla.

¿Qué le ha pasado al cuadro dirigido por Mauricio Pochettino? Que en su afán de remodelar el estadio White Hart Lane, ha decidido ahorrar. En una Premier League en la que lo habitual son los saldos negativos de al menos cien millones de dólares por año, en los Spurs nadie ha salido y nadie ha llegado en los últimos mercados.

Más allá del ahorro, el Tottenham continúa jugando con maravillosa vistosidad, aunque hoy sabe que para Europa no le alcanzará.
Influyó determinantemente en la Inglaterra del pasado Mundial. Todavía necesita otro empujón para codearse con la élite del continente.

Twitter/albertolati

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