La fractura del hijo del Presidente electo mostró lo peor de las redes.

El rencor social y político se enfrascó en una batalla de ataques infundados. De un lado y de otro afloraron los insultos para atacar y defender a Andrés Manuel López Obrador.

Lo que sí quedó bien claro es que nadie defendió, ni por error al IMSS o al ISSSTE. Y es que son muy pocos quienes se atenderían en algunos de sus hospitales si tienen un seguro de gastos médicos mayores.

Uno de los últimos servidores públicos que confió en su trabajo, pues venía mejorando el servicio sustancialmente, fue un director general del ISSSTE, Sebastián Lerdo de Tejada, quien falleció, entre otras causas, porque no se aplicaron los protocolos adecuados en uno de los nosocomios del instituto.

Algo pasó. Fue un accidente o fue que alguien le daba reportes a modo, en los que él confió y el servicio no era lo que le decían que era.

Los hospitales privados

Tiempo después del episodio en el que el ex jefe de Gobierno de la CDMX fue operado a corazón abierto en el hospital ABC, y que tuvieron que acudir médicos del Estado Mayor Presidencial, de emergencia, a encabezar la intervención, un ex rector de la UNAM le hizo un comentario: debiste ir al mejor Instituto de Cardiología que hay en el país; es público y está en la Ciudad de México.

El mismo Presidente electo fue operado por un infarto en Médica Sur, hospital en que ha sido atendido en otras ocasiones, según documentos de los cuales posee copia esta columna.

No tiene nada de malo buscar la mejor atención para uno y para sus seres queridos. Al contrario, mal haría quien, a sabiendas de la mala reputación de los hospitales públicos y teniendo la posibilidad de ir a uno privado, se decidiera por uno de la red de seguridad social.

En una charla off the record, un ex director del IMSS decía que él sí confiaba en la institución que encabezaba, pero que usaba el seguro de gastos médicos mayores que tenía desde hace muchos años para no perderlo… En otras palabras: que no se atendía en el instituto que dirige.

Lo que debe de hacerse no es crucificar a quienes reciben una atención adecuada, sino luchar y exigir un mejor servicio médico público. Replantear su financiamiento y supervisarlo de forma aleatoria, personalmente, para evitar que los subordinados de los encargados de esos sistemas los mareen con cifras, a veces infladas.

#¿LoboEstásAhí?
El reto de Morena es realizar las reformas necesarias en el Congreso de la Unión y desde el Ejecutivo, para construir un sistema de salud pública al que los funcionarios prefieran, antes que a los servicios privados. No sólo se trata de pedir más recursos para enviarlos a un barril sin fondo, sino de replantear los sistemas.

En la economía global del conocimiento, la información es una mina de oro; toda la que tienen el IMSS y el ISSSTE puede ser aprovechada y construir laboratorios que en alianza con los centros de investigación trabajen en la obtención de patentes o la elaboración de procedimientos y materiales especializados. En el país existen los conocimientos para convertir a estos institutos no sólo en protagonistas del mercado de la salud como grandes consumidores, que lo son actualmente, sino también como productores.