Era principios de los años 80 y tuve el privilegio de trabajar cerca de un gobernador con visión de futuro: Rodolfo Landeros Gallegos. Desde el inicio de su administración pudo saber que el estado se encontraba sometido a las inclemencias del tiempo para tener la posibilidad de producir y generar riqueza. Invariablemente dilucidaba que “era más caro obtener un kilo de frijol que un gramo de oro”.

En aquellos tiempos, el presidente Miguel de la Madrid había convocado a la “descentralización de la vida nacional”. Durante su campaña para Presidente, en el año de 1981, proponía llevar las Secretarías de Estado a las diferentes entidades de la República. El gobernador ofreció instalar las oficinas centrales del INEGI en su estado.

Llegaron empleados públicos y tuvo que dotárseles de servicios de vivienda, transporte y abastecimientos primarios. Se convirtieron en una comunidad de consumo, pero realmente sin impacto en la producción del Estado, y no incidió en el desarrollo del estado. El nuevo mundo laboral, en muchas ocasiones no requiere de la presencia en los lugares de trabajo. En EU, hoy en día la burocracia no asiste a sus lugares de trabajo los viernes.

Hacen la brega desde su casa. Considero que sería mejor construir centros de Gobierno con cada delegación y desde ahí facilitarle al ciudadano el trámite que requiera. Así son los nuevos tiempos.

Muchas tardes me tocó comer con el gobernador en su casa, y pude observar a un hidrocálido preocupado y atento, que habiendo llegado a la mesa de las decisiones, se propuso transformar económicamente la entidad. Su gestión cambió la historia de la entidad. Siempre al terminar de comer se acercaba a la ventana, veía al cielo y volteaba conmigo para decirme: “Mi Fer, hoy no va a llover”, y se retiraba muy preocupado al verse sometido a que la lluvia determinara si podría haber cosecha.

Debo destacar que una de sus acciones de mayor impacto en la vida de Aguascalientes fue instalar la Nissan en el estado. Para eso se requirió de una buena operación política y económica; lo que conllevó inversión a esa demarcación y hoy es una de las maquiladoras de autos japoneses más importante en América Latina.

Para dar viabilidad a su visión de convertir un estado eminentemente agrícola, a una potencia regional industrial, se debía construir un nuevo aeropuerto. Se tomó la decisión sin consulta y pude estar presente el día en que se puso la primera piedra con la asistencia del presidente José López Portillo. El tráfico aéreo de ese aeropuerto hoy compite con el del Bajío, y es una opción muy cómoda y estratégica para los inversionistas que cada día visitan la zona.

Hoy, a 35 años de distancia, aquella visión de largo plazo, digna de los políticos que arriesgan su prestigio inmediato, hacen que Aguascalientes crezca a 9.8 anual (INEGI–2016) y tenga una de las economías más dinámicas convirtiéndose en ese centro geográfico que requiere el país. Visiten Aguascalientes y observen la planeación urbana rodeada por dos anillos viales, la remoción del Centro Histórico y la actividad que encontrarán en sus vías de acceso que se llenan de tráileres y autobuses turísticos.

Es así como Aguascalientes, gracias a la visión de largo plazo del gobernador Landeros, es un estado que crece cinco veces por arriba de la media nacional.