Como yo veo las cosas, Sebastian Vettel no podrá ser campeón del mundo por quinta ocasión antes que Lewis Hamilton. Después del Gran Premio de Singapur las cosas se han puesto mucho más complicadas para Ferrari Y su piloto estelar.

Casi todas las opciones que tenía para colocarse en la pelea estaban ligadas con un desempeño perfecto en las calles de Marina Bay, y de manera inexplicable eso nuevamente quedo pendiente. El Vettel altamente competitivo no apareció.

Tal parece que Sebastián tiene un problema mucho mayor que simplemente falta de precisión en el momento definitivo, o bien, una mala forma de manejar la fuerte presión que significa estar en Ferrari sin resultados.
Concretamente, este no es el Vettel de los años anteriores. Hay algo en su personalidad que le ha afectado y seguramente es un ‘algo’ que está fuera de las pistas.

Durante su mejor etapa como piloto en Red Bull los años en que consiguió sus cuatro títulos mundiales, dejó ver que es un piloto dueño de sí y con un gran control para ejecutar las cosas que necesitaba para llegar a las victorias.
El facilísimo de pensar que el mejor auto en una temporada es lo más sencillo de manejar, nos ocultan la verdad que hay detrás de los grandes figuras de la Fórmula Uno de todos los tiempos. Podemos hablar de Jim Clark, de Niki Lauda, Ayrton Senna, de Alain Prost y otros, que siempre tuvieron a la mano un auto extraordinario y que por ser mejor jamas fue ‘fácil’.

Todo lo contrario, ellos fueron capaces de llevar esos excelentes autos a niveles aún mejores. Eso es lo que constituye a los pilotos fuera de serie en la Fórmula.

En ese nivel teórico Sebastian demostró en Red Bull que era un piloto de élite,  dominador, que no permitía que las circunstancias se le convirtiera en un mecanismo de presión, al contrario mostraba que era lo suficientemente inteligente para anticiparse a ello.

A partir del año pasado en su nueva etapa con Ferrari empezó a cometer errores de novato, que han sido sumamente costosos en sus aspiraciones y peor aún, que han abierto la puerta para que Lewis Hamilton le haya tomado abiertamente la medida en el tema de los juegos mentales.

Éste nuevo Vettel tiene una personalidad distinta que raya en la fragilidad, que no permite ese liderazgo que comenzó ejerciendo en la escudería que más lo reclama dentro de la F1 porque en Ferrari todo mundo sabe que los tintes políticos también tienen un peso específico.

Vettel está descontrolado, pero lo más preocupante es que ya no se trata de una condición como en el cuento del doctor Jekyll y Mr Hyde, no hay una doble personalidad que depronto se vuelva errática, ya no existe ese Vettel malo que ocasionalmente haga las cosas malas.

Después de los grandes premios de Italia y Singapur parece todo lo contrario, que la personalidad completa de este gran campeón de la Formula 1 ha cambiado por completo y para mal. Ahora se ve envuelto en un huracán de problemas con su auto con el equipo y con su principal rival en el campeonato, y lo peor, que simplemente no sabe como controlar.

Aún faltan algunas pruebas para decidir el campeonato pero la situación numérica tiene a Vettel contra las cuerdas.
Tiene que esperar que Hamilton comenta uno o dos errores gravísimos que le impidan sumar puntos y Sebastien por su parte salir a ganar absolutamente todas las carreras que faltan en el calendario. La misión es casi imposible.

Y digo que es imposible porque si ese problema que no deja aparecer al Vettel que todos conocemos fuera un problema relativo a las carreras estoy seguro que ya lo hubiera solucionado. Vettel está tocado por algo a nivel personal. Y es una desgracia ver que no logra sobreponerse.