Estamos ante un fin de ciclo, y con millonarias campañas de publicidad se anuncian victorias que no se cumplieron y acciones que se alejan de lo razonable.

Sus estadísticas muestran la pésima gestión del Gobierno y las autoridades de salud.

No me sorprende que México sea un país líder en obesidad en hombres, mujeres y niños.

Junto a la pobreza extrema, el sobrepeso tiene consecuencias.

Coincido con Julio Berdegué, representante regional de la FAO, quien dice: “Es más barato comer basura que comer sano, y hay millones de familias que no les alcanza el dinero para comer sano”.

A pesar de la gravedad del momento, una generación de políticos olvidó su pasado y nunca vio los problemas.

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición reportó en 2016 que 73% de la población adulta en México padecía sobrepeso u obesidad: siete de cada 10 adultos, cuatro de cada 10 jóvenes y uno de cada tres niños.

En 2018, el panorama no es mejor, y ocurrió el milagro de que no sucedió nada.

Las cifras son exactamente iguales y las autoridades de salud se las ingeniaron para agregarle a la publicidad que “prevenir es importante, que cuides tu alimentación, que se haga ejercicio y se acuda al médico”.

Apostar por la salud no fue una prioridad.

Cuando se esperaba una respuesta clara y firme de la administración, se anunció que el gasto programado para el sector salud sufría una reducción.

En 2018, el Gobierno federal invirtió más dinero en el pago de deuda que en todo el sector salud.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) considera esto un problema de “gravedad mayor”, y alerta sobre la necesidad de cambiar los hábitos alimenticios en México.

La FAO dice que: “El Gobierno mexicano debe enfrentar dicho problema que está ya en unos niveles de impacto sobre los presupuestos del sistema de salud y causas de muerte”.

Es urgente, dice Julio Berdegué, que “programas de inclusión social como Prospera y la paraestatal Liconsa entren a la batalla para que 30% de la población más pobre pueda acceder al consumo de alimentos más sanos y se requiere legislar con etiquetado de los alimentos claros y fuertes”.

Sin rumbo cierto, decepcionados y hartos de falsas promesas, quienes padecen sobrepeso no se rinden y esperan la nueva era.
Milonga: ante las medidas de austeridad, la burocracia intenta fijarse en el futuro. La Secretaría de Hacienda va por un ahorro de casi 500 mil millones de pesos. Las medidas incluyen recortes de personal y salarios. El desencanto es patente.

jfcastaneda9@hotmail.com