Foto: Facebook Save the Children US “En 2018, ningún niño debería morir de hambre. Pero la cantidad de personas hambrientas en nuestro planeta ha comenzado a aumentar nuevamente"  

El hambre extrema va en aumento en las zonas de guerra más brutales del mundo, lo que podría provocar la muerte este año de 600 mil menores de edad que radican en áreas de conflicto, de acuerdo con un informe difundido este lunes por el grupo civil Save the Children.

El reporte indicó que 4.5 millones de niños menores de cinco años necesitarán este año tratamiento para la desnutrición potencialmente mortal en las zonas de conflicto más peligrosas para los niños, lo que representa un aumento de casi 20 por ciento desde 2016.

Sin embargo, a las tasas actuales dos de cada tres de estos niños severamente desnutridos se perderán el tratamiento vital este año, y se espera que 590 mil mueran como resultado.

Esta cifra representa un promedio de mil 600 niños menores de cinco años que mueren de hambre extrema todos los días, o un niño por minuto.

El informe señaló que esta situación sucede en momentos en que agencias humanitarias lidian con déficits crónicos de financiamiento en muchos llamados de emergencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para zonas de conflicto.

Asimismo, ocurre cuando muchas partes en conflicto, en desafío al derecho internacional humanitario, bloquean de manera creciente que los suministros lleguen a los niños que necesitan ayuda.

El hambre mundial está en aumento después de haber retrocedido durante más de dos décadas y la ONU cita el conflicto como el principal motivo de esa reversión, según el documento.

La desnutrición aguda severa es la forma más extrema y peligrosa de desnutrición. Los síntomas incluyen costillas salientes y piel flácida, con pérdida visible de tejido corporal; o hinchazón en los tobillos, los pies y el vientre ya que los vasos sanguíneos pierden líquido debajo de la piel.

Los niños con desnutrición severa también tienen sistemas inmunológicos sustancialmente reducidos y tienen muchas más probabilidades que los niños sanos de contraer y morir por enfermedades como la neumonía, el cólera y la malaria.

Incluso cuando los niños sobreviven, los efectos de la malnutrición pueden durar toda la vida y afectar el desarrollo físico y mental, precisó Save the Children (salvemos a los niños).

“En 2018, ningún niño debería morir de hambre. Pero la cantidad de personas hambrientas en nuestro planeta ha comenzado a aumentar nuevamente. Esto es vergonzoso, el hambre no es inevitable”, declaró Carolyn Miles, presidenta de Save the Children.

Miles añadió que muchos de estos niños están en zonas de guerra. Deploró además que una y otra vez el hambre se usa como arma de guerra cuando las partes enfrentadas obstaculizan las entregas de alimentos en lugares como Yemen, Siria y Sudán del Sur.

“Debemos detener esta peligrosa tendencia. Las partes en conflicto deben cumplir sus obligaciones según el derecho internacional para permitir acceso humanitario. También necesitamos un aumento en el financiamiento de la comunidad internacional para salvar más vidas de niños”, añadió Miles.

 

NCG