Las voces que alertan de una catástrofe humanitaria en caso de una ofensiva del régimen sirio contra la provincia de Idleb, el último gran bastión opositor, aumentan a dos días para una importante reunión sobre Siria en Irán en la que participarán Rusia y Turquía.

Organizaciones como Amnistía Internacional (AI) y la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), o el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, advirtieron ayer de los peligros de una acción militar contra Idleb, región en el noroeste de Siria donde viven cerca de tres millones de personas.

AI advirtió de que la vida de dos millones de civiles dependerá del resultado de la cumbre de Teherán y alertó de que la situación humanitaria en Idleb es muy delicada de por sí, puesto que la región acoge a unas 700 mil personas desplazadas de otras regiones de Siria y que “no pueden soportar las consecuencias de otra ofensiva”.

“Las vidas de millones de personas en Idleb están ahora en manos de Rusia, Turquía e Irán (…). Tienen el poder de garantizar que los civiles estén protegidos de los incesantes ataques ilegales que han caracterizado gran parte de este brutal conflicto”, afirmó en un comunicado la directora de campañas para Oriente Medio, Samah Hadid.

Las fuerzas leales al presidente sirio, Bachar al Asad, se encuentran en “máxima alerta” en todas las áreas de Idleb porque “temen el bombardeo de la coalición contra sus bases militares” y han “escondido su armamento en lugares seguros”, afirmó el Observatorio.

Tras los bombardeos rusos que se suceden en la provincia desde el martes, Rusia aseguró ayer que su aviación militar trata de reducir al mínimo el riesgo para la población civil.

Idleb se ha convertido en el último bastión opositor en Siria, y la ofensiva gubernamental contra la provincia parece inminente e inevitable.

El presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió ayer de que se “enfadará mucho” si hay una masacre en Siria, y negó que el año pasado estuviera a punto de ordenar el asesinato del líder sirio, Bachar al Asad, como asegura el periodista Bob Woodward en su nuevo libro.

LEG