Foto: Cuartoscuro/Archivo en caso de detectar que hay alguna responsabilidad, como aparentemente se señala, establece sanciones que van desde las económicas hasta la eventual cancelación de la licencia  

La comisión investigadora detectó una sesión de entrenamiento no autorizada en el avión de Aeroméxico accidentando en Durango, el pasado 31 de julio, sin embargo, el accidente no fue provocado por el aprendiz de piloto no autorizado en la cabina, afirmó Luis Gerardo Fonseca, titular de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).

 

En entrevista con Carlos Loret de Mola, Fonseca aseguró que la comisión investigadora después de analizar los registros de voz de la cabina, dijo que el aprendiz ocupo la posición del copiloto en el despegue con aprobación del comandante de vuelo. El aprendiz inició el procedimiento de despegue hasta que el comandante asumió el mando total de la aeronave.

 

Luis Gerardo precisó que sí es importante determinar cuándo asumió el comandante de vuelo el control total de la aeronave para deslinar responsabilidades y abrir un procedimiento administrativo por realizar una sesión de entrenamiento no autorizada.

 

El titular de la DGAC, aseguró que como parte de las investigación, se han creado las condiciones del vuelo en ejercicios de simulación y todos han dado el mimos resultado, por lo que se ha determinado que hasta el momento no hay indicios de fallas humanas que hubieran provocado el accidente.

 

Gerardo Fonseca explicó que la microrráfaga, que afectó al avión de Aeroméxico, es una columna que desciende de manera muy fuerte y al impactar el suelo irradia ráfagas de viento y agua durante un periodo de 2 a 5 minutos y en un radio no mayor a 4 kilómetros, por lo que es difícil detectarla.

 

En el informe de la comisión investigadora, señaló Fonseca, no hay indicios de fallas humanas que hubieran provocado el accidente porque no tuvieron información previa que les hubiera llevado a diferir el despegue, y porque los ejercicios de simulación que se realizaron llegaron todos al mismo resultado.

 

Sin embargo, dijo, este hallazgo de una sesión no autorizada lleva a que tomar medidas para iniciar los procedimientos administrativos, ya que el comandante tiene obligación legal de mantener la seguridad de la aeronave y llevar la dirección de la operación de la misma.

 

“Por ello es que estamos iniciando el proceso administrativo, para deslindar responsabilidades o en su caso aplicar las sanciones correspondientes”, además de solicitar a las aerolíneas modificar los manuales para poner mayor control de acceso a cabinas y asegurar una mayor concentración y disciplina en la cabina.

 

Añadió que si bien la sesión no autorizada no es la causa del accidente, pues en los siete ejercicios de simulación realizados el resultado en todos es el mismo, “nos llama la atención el tema de seguridad operacional” que se presenta en este caso.

 

El proceso de investigación, explicó, busca dar una certeza mayor en torno a las causas del accidente, lo cual implica tener información confirmada por varias fuentes, por lo que en este caso toda la información de los lectores de voz y del ejercicio de simulación se envió a Estados Unidos y Brasil.

 

“Buscamos que todos los equipos de trabajo confirmen las situaciones para que podamos tener un grado de certeza mayor y las recomendaciones para que una situación así se pueda prevenir en el futuro”.

 

Asimismo, indicó que el proceso administrativo que se inició, en caso de detectar que hay alguna responsabilidad, como aparentemente se señala, establece sanciones que van desde las económicas hasta la eventual cancelación de la licencia.

 

Mientras que la aerolínea tiene la figura establecida de un protocolo para llevar a cabo estas sesiones, “por lo cual, en principio, el procedimiento administrativo va contra los miembros de la tripulación que llevaron a cabo esta sesión no autorizada”.

 

Respecto a la causa del accidente, añadió que Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) cuenta con dispositivos y especialistas en meteorología que hacen una evaluación periódica y dan aviso a las tripulaciones y autoridades aeroportuarias sobre los eventos que pudieran afectar la seguridad de las operaciones.

 

Mientras que su diámetro no supera los cuatro kilómetros, “por ello es que no necesariamente es detectado con la tecnología, en virtud del poco alcance geográfico y su rapidez, lo que provoca que una alerta no pueda ser recibida a tiempo para abortar una operación de aterrizaje o despegue”. Con información de Notimex

 

aarl