En el nuevo tiempo se abre una oportunidad de oro y una responsabilidad de plomo para la mayoría de los legisladores, para Morena.

 

Nuestro primer Congreso de mayoría liberal dejó como legado la Constitución de 1857, aprobó las Leyes de Reforma, separó a la Iglesia del Estado y garantizó la libertad de enseñanza, rompiendo el monopolio que el clero ejercía en el plano educativo, para dar lugar a escuelas laicas. Estuvo integrado por 25 legisladores, de los cuales sólo tres eran conservadores.

 

La Legislatura que inició actividades ayer también será recordada en nuestra historia moderna: es la primera vez que una propuesta de izquierda será dominante.

 

En la Cámara de Diputados, Morena y sus aliados Partido del Trabajo y Encuentro Social suman 61.6% de la bancada, mientras que en el Senado dispondrán de 53.9%. Hablamos de que cuentan con 308 de los 500 diputados federales y 69 de los 128 senadores.

 

No hay antecedente de un grado de respaldo similar a un partido, tampoco para el mismo que ostenta el Poder Ejecutivo y desde luego es inédito para las fuerzas progresistas. La última vez que un Presidente de México tuvo mayoría legislativa de su propio partido fue en el sexenio del priista Ernesto Zedillo.

 

Ayer, la mayoría se hizo notar a través de porras con “Juntos haremos historia” y el ya clásico “es un honor estar con Obrador”. Pero el desafío es mayúsculo y esa emoción está llamada a pasar pronto, muy pronto, de las sonrisas para las selfies a la demostración contundente de que además de forma, hay fondo.

 

El acuerdo anunciado por la tarde en voz de Martí Batres sobre el consenso para implementar las medidas de austeridad en el Senado es una primera buena señal.

 

Cada uno de los que integran las nuevas y numerosísimas bancadas de Morena tiene un grado de responsabilidad inédito. Han llegado ahí con el impulso de un tsunami; lo paradójico es que ahora tendrán que saber “surfearlo”.

 

Para una izquierda acostumbrada a “ni ser vista ni ser oída”, a trabajar desde la minoría, el potencial es enorme, por y a pesar de la diversidad de perfiles que integran las bancadas.

 

Los egresados de la tómbola, quienes llegan tras décadas de lucha desde los ideales de izquierda, los personajes dañados por escándalos. Todos tendrán una primera evaluación de desempeño tres meses: la transición empieza formalmente a ser Gobierno.

 

@guerrerochipres