Faltan 34 días para que la Ciudad de México estrene sus 16 alcaldías que, en una primera etapa, tendrán 10 concejales cada una… pero la mayoría de esos 160 representantes de los capitalinos, aún no sabe dónde va a trabajar.

Es más, ni siquiera se han reunido con el alcalde que les corresponde.

Desde diciembre de 2017, cuando se aprobó el presupuesto que se destinaría en 2018 a las todavía delegaciones, se aprobaron 310 millones de pesos para el fortalecimiento de las alcaldías, los cuales deberían utilizarse específicamente, en el último trimestre de 2018.

Por tratarse de la primera vez que la Ciudad de México trabaja con alcaldías y concejales, se dividió en partes iguales y a cada alcaldía se le destinaron 19 millones 375 mil pesos, recursos que, se entiende, contemplan el pago a los concejales, los cuales no podrán ganar más de 20 mil pesos al mes.

Con forme pasa el tiempo y se acerca el día en que los alcaldes deben tomar protesta a sus concejales, horas después de que hayan rendido protesta ante el primer Congreso de la Ciudad de México, estos nuevos representantes populares se convierten en una figura de la que muy pocos se acuerdan.

En este momento, en cada una de las 16 (todavía delegaciones) no hay un espacio destinado a ellos: ni cubículos, ni la sala en donde llevarán a cabo sus sesiones, que se supone son abiertas, ni en donde recibirán a sus representados, que son los ciudadanos. Algunos conejales aún esperan que el alcalde electo “les dé cita” o los convoque.

Tal vez son olvidados porque los alcaldes tienen la misma lógica que algunos gobernadores e, incluso, que el presidente electo de México, actúan como su jefe ( si de su mismo partido se trata), y se están olvidando de que son entes autónomos, elegidos por el pueblo (sí, aunque usted no lo crea, si vive en la Ciudad de México usted votó por ellos, pues su nombre venía en la parte trasera de la boleta).

Independientemente del partido al que pertenezcan, una de las principales obligaciones de los concejales es la de ser el vigilantes de los alcaldes, e incluso de decidir en qué se va a gastar el recurso que el Congreso destine.

En las delegaciones serán quienes aprueben los Programas Parciales de Desarrollo Urbano, por los que, en buena medida tendrán responsabilidad del futuro rostro de las colonias y, por ejemplo, su participación y voto será muy importante si alguna zona habitacional se convierte en zona comercial o, viceversa.

#¿LoboEstásAhí?

Aunque hay opiniones en el sentido de que muchos de los concejales sólo fueron colocados en las planillas como relleno, y que no todos cuentan con la experiencia, el conocimiento y la independencia para fiscalizar al alcalde o participar en la aprobación de los Programas Parciales de Desarrollo Urbano, está en manos de ellos convertirse en una figura protagonista en la democracia participativa, pues son el último eslabón del gobierno, con los ciudadanos en la capital del país.

Porque, tomando en cuenta la idiosincrasia de nuestros políticos, podrían terminar como títeres de los alcaldes. Y aquí es dónde la ciudadanía debe estar vigilante y recordar que eligió a representantes no a burócratas.

#Lobosapiens
Por Alberto González