Muchos de los 30 millones de votos a favor del candidato de Morena –hoy presidente electo–, son votos movidos por la exigencia legítima contra las corruptelas de líderes sindicales como Napoleón Gómez Urrutia, Elba Esther Gordillo y de rechazo a los gobiernos de Javier y César Duarte, entre otros pillos, como Nestora Salgado.

El problema, sin embargo, es que muchos de esos 30 millones de mexicanos nunca imaginaron que el nuevo gobierno perdonaría precisamente a las más cuestionadas figuras de la política mexicana.

Como saben, hoy Morena rehabilitó a Manuel Bartlett, Elba Esther Gordillo, Napoleón Gómez Urrutia, René Bejarano, Nestora Salgado y muchos otros de una larga lista de ex priístas de antaño motejados como pillos y hogaño aplaudidos como héroes.

Pero el perdón y la amnistía a los amigos y aliados no han terminado. En cuestión de semanas seremos testigos de otro perdón impensable; el de Javier Duarte, el ex gobernador de Veracruz que traicionó al PRI, al gobierno de Peña Nieto y que –en su momento–, se alió con Morena y con López Obrador, el hoy presidente electo.

¿Quién, en su sano juicio, imaginó que luego de la paliza mediática que exhibió a Duarte como lo peor de los gobiernos del PRI, imaginó que el ex gobernador de Veracruz hoy sería presentado como víctima de una fea persecución política.

Lo cierto es que en política –y sobre todo en la política mesiánica y populista que se vive en México–, todo es posible.

Pero para empezar por el principio debemos recordar que el 2 de febrero de 2016 aquí revelamos la alianza secreta entre Duarte y AMLO. El objetivo era propiciar la derrota de Miguel Ángel Yunes, principal adversario de López Obrador y de la profesora Elba Esther Gordillo.

Desde ese 2 de febrero de 2016 Morena y AMLO defendieron y hasta solaparon a Javier Duarte, al que en 2017 llamaron “chivo expiatorio” y luego lo presentaron como “perseguido político” del gobierno de Peña Nieto.

Curiosamente, Javier Duarte tiene al mismo abogado que exoneró a Gómez Urrutia y a la profesora Gordillo; abogado amigo de la familia de la ex ministra Olga Sánchez Cordero, quien ha movido los hilos del Poder Judicial para operar el perdón a los amigos del presidente.

Y si lo dudan basta recordar que durante toda la precampaña y la campaña presidencial de Morena y de AMLO, el hoy presidente electo se cansó de exonerar a Javier Duarte, a César Duarte y a Roberto Borge.

¿Quién, con un milímetro de honestidad, habría imaginado que los tres ex mandatarios estatales –prototipo de las pillerías del PRI y que Peña Nieto persigue por ladrones–, serían exonerados por el gobierno de López Obrador?

Lo simpático del tema es que de la mano de la exoneración de Javier Duarte viene la persecución contra Miguel Ángel Yunes y Miguel Ángel Mancera, entre muchos otros políticos que cometieron el pecado político de enfrentar a López Obrador.

En pocas palabras, viene la noche de los cuchillos largos, que también alcanzará a periodistas y empresarios mediáticos.
Al tiempo.

 

JMSJ