El actual secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, y Marcelo Ebrard, quien fue nombrado como su sucesor, sostuvieron un encuentro para trazar la ruta de la transición en la dependencia encargada de las relaciones de México con el resto del mundo.

 

La única información se dio a conocer a través de la cuenta en Twitter del actual canciller “@LVidegaray: Esta mañana me reuní con @m_ebrard para coordinar un proceso de transición ordenada y eficiente en la @SRE_mx, por el bien de nuestro país”, fue la información disponible sobre el encuentro para los ciudadanos.

 

Del mensaje destacan tres cosas: la primera es la creciente tendencia a comunicar acciones de interés público a través de redes sociales; la segunda, la de comunicar sin dar información a detalle y, por último, la tendencia de mantener la confusión entre los habitantes directamente interesados en los términos en que la “tersa transición” se llevará a cabo.

 

Lo anterior apunta a la incertidumbre que atraviesan los miembros del Servicio Exterior Mexicano tras las declaraciones del Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que el tope salarial en la función pública será de 108 mil pesos mensuales o que el personal de confianza al Servicio del Estado tendrá una reducción de 50% de sus percepciones; mientras que, por otro lado, Ebrard aseguró que no se ha pensado en una reducción de los salarios del Servicio Exterior Mexicano, pero que se revisará la operación de la secretaría para ajustarlos a los criterios de austeridad.

 

En medio de estas posturas, también se sumó la del diputado federal electo Porfirio Muñoz Ledo, quien señaló que las percepciones de los representantes de México en el exterior deben corresponder al costo de la vida de los países en que se encuentran.

 

Los mensajes del Gobierno entrante han sido confusos, y temas como el del Servicio Exterior han generado mayor incertidumbre y quejas, pues a pesar de la percepción generalizada, los diplomáticos mexicanos ganan muy por debajo de la media internacional.

 

El grueso de la diplomacia mexicana, los que han dedicado su vida a defender los intereses de México y los mexicanos en el exterior, está lejos de la vida de glamour, cenas de gala y lujos que se les endosan ya sea por desconocimiento o por la vida que se dan algunos embajadores nombrados por la vía política como premio a sus lealtades.

 

¿Le habrá mencionado Videgaray a Ebrard que el salario de los diplomáticos mexicanos está por debajo de las remuneraciones de los de Europa, Estados Unidos, Argentina, Perú o, incluso, es la mitad de lo que ganan los de Brasil?, ¿que el grueso de los embajadores en retiro ganan una pensión que no rebasa los 18 mil pesos mensuales?, ¿o que el tabulador salarial del Servicio Exterior Mexicano no se ha revisado desde 1999, y permanece congelado?
Marcelo Ebrard deberá enfrentar diversos retos una vez que asuma el cargo como canciller, entre los principales estarán mejorar el salario de nuestros diplomáticos, evitar los nombramientos de embajadores o cónsules como pago político (mientras a los integrantes del SEM se les somete a duras evaluaciones de conocimientos y méritos), pero sobre todo el cumplimiento de las reformas a la Ley del Servicio Exterior Mexicano aprobadas en el Senado el 20 de marzo pasado, por las que se estableció que se mejorarían las condiciones de vida y de retiro de todos nuestros representantes en el mundo.

 

Al parecer, la austeridad deberá también considerar sin duda la formación, capacidad y especialización que se tienen que reflejar en el salario de los funcionarios.