La semana pasada se caracterizó por resultados negativos en muchos mercados financieros ante algunos eventos de orden geopolítico y comercial, los cuales siguen generando cierta desconfianza entre los inversionistas.

 

Por un lado, el incremento en la tensión comercial entre Estados Unidos y China, que con el aumento de 25% en aranceles a partir de este próximo 23 de agosto por un valor equivalente a los 16 mil millones de dólares, ya totalizan efectivos 50 mil millones de dólares, cada uno.

 

Entre el jueves y viernes pasado se elevó la tensión geopolítica entre la Unión Americana y Turquía, situación en que el gobierno de Donald Trump le pidió limitar su acción militar en Siria y, además, le impuso nuevamente aumento -por segunda ocasión- de aranceles al acero y aluminio de 50 y 20%, respectivamente, y en adición, la presión con Rusia por mayores sanciones económicas.

 

La economía turca se ha venido debilitando con inflaciones superiores a 16% sólo en julio, déficit fiscal entre 3 y 4%, una economía que proyectaba crecer a 5.5% anual en 2018 y se ha reducido sus estimados hacia 3.0% anual, tuvo que anunciar un nuevo programa económico emergente para tratar de evitar que la lira turca se siga devaluando. En este 2018 alcanza ya más de 60% de caída; tan sólo en agosto supera 20% de depreciación y únicamente el viernes pasado la pérdida fue de 15%. El Gobierno solicita al pueblo la “venta de dólares y compra de la lira” buscando ser nacionalistas y defender su moneda. Esto no es otra cosa más que la limitación del Gobierno y la entrada a algo que será “peor” hacia su administración, su divisa y economía.

 

El problema pudiera generar un peligro hacia su sistema bancario y sería antesala de riesgos para la misma Zona Euro, en donde BBVA, UniCredit y BNP, por ejemplo, tienen una gran presencia.

 

Al realizar diversos análisis de monedas, bonos y mercados accionarios, notamos riesgos de una mayor volatilidad. Por ejemplo, es probable que el dólar genere una mayor fortaleza y veamos retrocesos fuertes aun en el euro, la libra y hasta el mismo yuan chino.

 

Es muy probable que la mayor aversión al riesgo genere una fuerte demanda de bonos del Tesoro. El bono a 10 años, el más líquido del mundo, podría ajustar en las próximas semanas de 20 a 25 puntos base y pondría en duda a la Fed sobre su normalización en tasas de interés, al menos temporalmente.

 

De las Bolsas americanas, podríamos ver un freno en su intento a registrar nuevos máximos históricos. Morgan Stanley redobla el pesimismo por estos mercados para las próximas semanas.

 

Sin duda, la economía americana es actualmente la más solvente y defensiva ante un entorno global que pudiera complicarse por temas geopolíticos y comerciales.

 

Los mercados en México podrían sufrir también contagios. Lo vimos el viernes con el movimiento en la divisa nacional, la cual perdió fuerte ante el billete verde y la caída fuerte de la Bolsa.

Creemos que se avecinan momentos en donde debemos ser cuidadosos y conservadores.