Rosaura Ruiz llegará a la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología en Innovación, que, contrario a lo que aseguran algunos críticos, no busca desaparecer o reducir la gestión de la ciencia en el nuevo gobierno de la ciudad, encabezado por Claudia Sheinbaum, sino fortalecerla.

 

Y es que, si se toma en cuenta que los servicios de educación aún están en manos de la federación, a través de la SEP, la estructura y el presupuesto que se destinaba a la Secretaría de Educación de la CDMX reforzarán los trabajos en materia de ciencia, tecnología e innovación, que actualmente es una “minisecretaría”.

 

En los hechos, la Secretaría de Educación de la CDMX sólo tiene bajo su responsabilidad a los Cendis y al Instituto de Educación Media Superior (IEM), porque la universidad es autónoma. Y los recursos que recibía básicamente se enfocaban a pintar o mejorar algunas escuelas o a realizar algún programa de alimentación en algunos planteles, los cuales pueden continuar sin problema.

 

Rosaura Ruiz conoce las dos áreas: la ciencia y la educación. Como directora de la Facultad de Ciencias mantuvo un vínculo estrecho con la SEP, con quien firmó varios convenios de asesoría y actualización de la enseñanza. Fue la primera presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias y estuvo a punto de convertirse en la primera rectora de la UNAM, de la que actualmente es integrante de la Junta de Gobierno.

 

Simpatizante del movimiento estudiantil de 1968, participó también en el 1990, en el Congreso Universitario de la UNAM, cerca del entonces Consejo Estudiantil Universitario, que en su momento encabezaron Carlos Ímaz, Imanol Ordorika y Antonio Santos.

 

A base de esfuerzo, preparación y también trabajo político, la académica trascendió la grilla universitaria y actualmente es una reconocida académica, a pesar de que dentro del mismo movimiento estudiantil fue criticada por el ala más radical. Sin embargo, al paso del tiempo tejió algunas alianzas con este sector.

 

Precisamente con la apertura que como rector de la UNAM tuvo Juan Ramón de la Fuente con un sector de la izquierda universitaria, Rosaura Ruiz comenzó a ganar espacios no sólo dentro de la institución, sino también fuera. Trabajó, junto con el doctor Narro Robles, actual secretario de Salud.

 

Quienes conocen a Rosaura Ruiz saben que es una de las personas más cercanas a Claudia Sheinbaum, pues no sólo han sido compañeras de lucha, y como investigadoras universitarias, sino que también llegaron a consolidar una amistad estrecha, tanto que en algún momento fueron vecinas en Tlalpan, en el Fraccionamiento Valle de Anáhuac, en un sitio al que se le llegó a conocer como “el Callejón de los Grillos”, porque ahí vivían el ex líder del 68, Salvador Martínez Della Rocca, con quien estuvo casada, así como Carlos Ímaz y Sheinbaum.

 

De seguir con su trayectoria ascendente, no sería extraño que fuera dentro de cinco años, una de las más fuertes aspirantes a candidatas al gobierno de la ciudad.

 

A cuentagotas

 

Debería ser un honor servir a la patria y no un negocio, por eso la propuesta de que la alta burocracia del gobierno y quienes ocupan cargos de elección popular ganen menos que el Presidente tiene sentido.

 

Pero no todos los que trabajan en el Gobierno o para éste tienen que entrar en ese esquema. Hay especialidades que compiten con el mercado laboral global, si queremos tener a los mejores, y aprovechar su conocimiento, para desarrollar mejores hospitales, mejor abasto de agua, una gran refinería, por ejemplo, se debe entrar a ese esquema y pagarles mejor, incluso, más que al Presidente.

 

 

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