Ofrecer sexo y estrechar lazos con defensores del uso de armas eran algunas de las técnicas empleadas por Mariia Butina, la supuesta agente rusa encubierta que fue detenida en EU el fin de semana, y quien buscaba favorecer los intereses del Kremlin, según los documentos judiciales basados en investigaciones del FBI, vinculadas al Rusiagate.

Con una larga melena pelirroja, Butina llegó ayer a la sala de un tribunal federal de Washington, donde se declaró no culpable de un delito de conspiración contra EU y de ser una agente encubierta para una potencia extranjera, aunque finalmente fue enviada a prisión preventiva.

De acuerdo a un memorándum presentado por el Departamento de Justicia, la presunta espía rusa había empezado sus labores en territorio ruso, pero en agosto de 2016 se mudó a Washington con una visa de estudiante

Antes y después de entrar en terreno norteamericano, la acusada tejió una red de contactos influyentes en la política estadounidense que le llevaron hasta la Asociación Nacional del Rifle (NRA). Butina, de 29 años, aparece en imágenes con la directiva de este grupo de presión y con el Partido Republicano -del que forma parte Trump- con quienes buscó establecer canales de comunicación informales de cara a las elecciones presidenciales de 2016, según la acusación.

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