Las cosas en el Partido Acción Nacional (PAN) siguen sin estar nada bien, ya que los diversos grupos de dicho partido quieren reagruparse lo suficientemente rápido o para apoyar a lo que queda del grupo de Ricardo Anaya o para forzar su salida.

 

Para muchos panistas los personajes que rodean a Anaya son cartuchos usados y sin fuerza en el partido, personajes que no fortalecieron al instituto político y mucho menos acompañaron la campaña como es el caso de Santiago Creel.

 

Muchos de los panistas que exigen la salida de Anaya afirman que las figuras que lo rodean se concentraron en el poder del partido y no en la agenda de los ciudadanos. Y por ello exigen a Anaya que sea autocrítico y que el hecho de perpetuarse más tiempo haría mucho daño a ese partido.

 

Uno de los personajes centrales en este momento es Luis Felipe Bravo Mena, un panista que está tratando de analizar lo ocurrido en su instituto político. Lo interesante es que personajes como Bravo Mena no buscan una cacería de brujas, sino una responsabilidad directa de aquéllos que tuvieron responsabilidad en los resultados de las elecciones pasadas.

 

Los nombres son Ricardo Anaya, Damián Zepeda, Marko Cortés y el grupo que no supo ver lo que estaba ocurriendo. Por ejemplo, a Damián Zepeda le recuerdan que ni un distrito pudo ganar en Sonora, su estado natal, y así va a tener cargo por la vía plurinominal.

 

En otros procesos… Resulta necesario saber qué ocurrirá con el Estado Mayor Presidencial, pues más allá de no cuidar la seguridad del próximo Presidente, muchos se preguntan qué pasará con este agrupamiento y por tanto qué ocurrirá cuando lleguen a nuestro país mandatarios de otros países que normalmente recibían la garantía de su seguridad a partir del trabajo del Estado Mayor.

 

En miras a la integración del próximo gabinete presidencial, se tiene información referente a que el almirante Juan Guillermo Fierro Rocha busca por su cuenta tener un acercamiento con el “virtual Presidente de México”, mostrando signos de desobediencia al actual secretario de Marina, dado que el propio AMLO ha señalado que se respetarán los usos y costumbres de las Fuerzas Armadas en la sucesión de sus altos mandos.

 

Aunado a lo anterior destaca su mala gestión como comandante de la VIII Región Naval (Acapulco, Gro.) respecto a temas de seguridad, donde durante su gestión los índices delictivos en su jurisdicción aumentaron de manera exponencial (Guerrero, Oaxaca y Chiapas), resultando incluso cinco elementos de la Armada asesinados en operativos fallidos, derivado de la falta de liderazgo en su ejecución.

 

Poniendo al descubierto, a su vez, su falta de capacidad para coordinar con las autoridades civiles las diversas atribuciones que su cargo le imponían, al grado de acusar públicamente a sus homólogos civiles de no querer coadyuvar con él en el desarrollo de sus funciones.

Ocasionando con sus acciones que el alto mando de la Armada de México lo tuviera que relevar de manera temprana de su comisión para desempeñar su gestión en un área geográfica de menor responsabilidad como lo es la IV Región Naval (Guaymas, Son.).

 

Twitter: @osdtagle