René Drucker, quien falleció hace 10 meses, había convencido en 2012 a Andrés Manuel López Obrador de crear la Secretaría de Ciencia; tanto, que hasta lo contempló en su posible gabinete para estar al frente de ésta, pero esa idea se esfumó en seis años.

 

Al referirse a la ciencia, el ganador de la elección del 1 de julio pasado sólo ha mencionado el fortalecimiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y en uno de los debates deslizó un pequeño comentario en el sentido de que no se crearía una secretaría.

 

¿Por qué es necesaria una secretaría? Durante largas charlas con el neurocientífico y uno de sus colaboradores más cercanos en la Secretaría de Ciencia de la CDMX -Bolívar Huerta-, René Drucker explicaba lo importante de subir el nivel de gestión de la ciencia dentro del mismo gobierno.

 

En una economía global del conocimiento, en México no hay un representante directo de los científicos en el gabinete del Presidente; ni siquiera en el gabinete ampliado. En este sexenio, el Conacyt pertenecía a tres gabinetes especializados que, generalmente, son encabezados por un coordinador.

 

Con ese organigrama, los obstáculos , o incluso logros en la materia, son más difíciles de transmitir, y de obtener respuesta directa del Jefe del Ejecutivo.

 

Desafortunadamente, lo mismo sucede con el Poder Legislativo y los Gobiernos estatales. Los diputados y senadores no atienden igual a un secretario que a un director general de un organismo desconcentrado. Y por eso llegamos a ver a científicos haciendo antesala para que lo atienda un legislador.

 

En la Ciudad de México, Drucker fue el primer secretario de ciencia de la capital, y buscó la aplicación de la ciencia y la tecnología como una herramienta para solucionar problemas de las comunidades. Impulsó un biodigestor en Milpa Alta para crear energía eléctrica a partir de los residuos del Centro de Acopio y Comercialización Nopal-Verdura; en Xochimilco, promovió un mecanismo para llevar agua a algunos de los canales cuyo nivel comienza a descender y potenció la creación de un prototipo hecho de PET y arenilla volcánica, a base de nanotecnología, de una trajinera “ecológica”, que no motivara la tala clandestina y reutilizara el PET que se recoge en la zona turística de Xochimilco.

 

Ante esa visión de poner la ciencia y la tecnología al servicio de las necesidades de la sociedad, sus diferencias con una parte de ese sector se hicieron más grandes, pero ahí están algunos logros palpables, a nivel local.

 

A cuentagotas

En uno de los debates presidenciales, al candidato ganador de la elección se le cayeron algunos papeles; se agachó para recogerlos, pero no pudo alcanzarlos. El abanderado del PRI, José Antonio Meade, se apresuró a ayudarle y dárselos en la mano.

 

Aquí surgen dos preguntas: ¿qué tan avanzada está su enfermedad de la espalda de la que se habló en campaña? o tal vez no se pudo agachar lo suficiente debido a una leve lesión en el riñón que se puede observar en los resultados de los análisis clínicos que le realizaron en Médica Sur, el 16 de enero de 2017, cuando acudió a que lo atendieran en el área de Emergencias, cuatro años después del infarto que sufrió, y por el que fue atendido en el mismo hospital.

 

La salud del Presidente es un asunto de interés para todos los mexicanos.

 

Alberto González

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