Por años he escuchado de todos los partidos políticos que una parte fundamental y clave para ganar las elecciones recae en los gobernadores en turno, ya que ellos son quienes tienen el encargo de mantener las estructuras de los institutos políticos y de asegurar el triunfo no sólo de su sucesor, sino de sus congresos y, más importante, del candidato a la presidencia de su partido.

En estos meses hemos visto que gobernadores del PRI y del Partido Verde Ecologista no han operado a favor de José Antonio Meade; muchos han preferido sólo ser observadores y operar para sus propias estructuras.

En el caso del gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, todo indica que no tomó partido por el PRI, y que incluso por debajo del agua estaría ayudando a Morena. Pero lo cierto es que por parte de él y otros gobernadores del PRI no han existido pronunciamientos.

Sin embargo, lo que sí resulta curioso es que justo el día en que concluyen las campañas, siete de los 12 gobernadores del Partido Acción Nacional anuncian que decidieron sumar esfuerzos para conformar de manera “voluntaria” una Asamblea de Gobernadores de Acción Nacional que pretende, ante todo, “tener diálogo incluyente, análisis, intercambio de ideas y la búsqueda de acuerdos” con el nuevo gobierno electo.

De entrada, pareciera un anuncio institucional por parte de los gobernadores, pero al interior del Partido Acción Nacional no se leyó así, ya que la lectura al interior del partido es que estos gobernadores se deslindan de los resultados y que, por adelantado, están llamando al diálogo a un candidato que no es precisamente Ricardo Anaya.

Mediante un desplegado, los gobernadores de Aguascalientes, Martín Orozco Sandoval; de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis; de Durango, José Rosas Aispuro; de Puebla, José Antonio Gali Fayad; de Querétaro, Francisco Domínguez Servién; de Quintana Roo, Carlos Joaquín González; y de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, argumentan que independientemente de los resultados del 1 de julio, tienen “la obligación de construir acuerdos en favor de los mexicanos”.

Lo característico de este desplegado es que no se incluye a todos los gobernadores panistas, no aparecen, por ejemplo, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, ni el de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, que han sido los que más ha causado polémica en los últimos meses.

En la lista de los firmantes tampoco aparecen Antonio Echevarría, de Nayarit; Francisco Kiko Vega, de Baja California, ni Miguel Ángel Márquez, de Guanajuato, quienes han apoyado a Ricardo Anaya.

Este grupo de gobernadores ahora sumados en su asamblea denominada “GOAN”, ante cualquier posible escenario afirman que “a través del respeto y diálogo se lograrán acuerdos y señalan que “el nuevo gobierno electo encontrará en la asamblea de gobernadores panistas un grupo dispuesto a colaborar permanentemente en el país”.

Si como pintan los escenarios, diversos gobernadores no operarán a favor de sus partidos, será interesante ver el desarrollo de las contiendas y las nuevas fuerzas políticas que habrá en cada entidad que decidió, en este caso, no ir por el todo por Ricardo Anaya.