Pueden ser ganas de calmar los ánimos o, bien, de hacer campaña de último momento y, de paso, alinearse, pero asegurar que los mercados reaccionarán con tranquilidad ante una alternativa que promete un futuro populista, no es preciso.

Durante todos estos meses de precampañas, intercampañas y campañas, los mercados financieros, en especial el tipo de cambio, no han tenido mayores sobresaltos en la medición de las preferencias electorales.

Pero sí han acumulado angustias cuando se trata de temas comerciales, tanto por la difícil renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) como por la guerra comercial desatada por el gobierno de Donald Trump en contra de, literalmente, todo el mundo.

Estas tensiones sí mueven los mercados, en especial porque nadie sabe cuál será la siguiente ocurrencia del Presidente de Estados Unidos y la reacción de sus otrora aliados comerciales.

Y evidentemente que con la gran dependencia comercial que tiene México con su vecino del Norte, un fracaso en la renegociación del TLCAN arruina muchos planes económicos de este país.

El comportamiento de las tasas de interés también ha condicionado la suerte del peso y del resto de las monedas emergentes y maduras del planeta.

Desde la Unión Americana, la Reserva Federal se vio forzada a mostrar un discurso monetario más restrictivo y a anticipar aumentos en el costo del dinero más frecuentes. Esto encarece el dólar.

El Banco de México responde con un aumento en la tasa de interés interbancaria y le regresa interés al peso como un instrumento para obtener buenos rendimientos.

Pero en cuanto al tema electoral, desde la óptica de Jaime Cortina, director de Operaciones y Sistemas de Pagos del Banco de México, los mercados no deberían ser sacudidos si gana el puntero de los sondeos pasados.

Pero ni es la posición oficial de toda una institución como el Banco de México ni es la declaración completa la que lucen algunos en los medios.

Por más que muchos interesados quieran vender estas palabras como el aval de las autoridades monetarias, lo cierto es que Cortina agregó los ajustes bruscos en los mercados que dependerán de cuál sea el mensaje del equipo del candidato ganador respecto a sus planes en materia de política macroeconómica.

Vamos, en palabras breves, no es quien gane, sino lo que piensa hacer con la economía.

Los mercados no avalan, descuentan los escenarios que conocen y van paso a paso. De hecho, no parece que el tipo de cambio pueda mantenerse tan estoico como presumen los que ven las campañas, no las pizarras.

Es un hecho, a unas horas de las elecciones, lo que cuenta ya es lo que resulte una vez que los ganadores se quiten las caretas usadas en las campañas.

Es la estabilidad macroeconómica lo que va a mover no sólo la paridad cambiaria o el índice bursátil, sino la economía misma del país. Así que no nos vengan a decir que está todo descontado y tranquilo, porque eso es totalmente falso.