Todo lo que toca López Obrador lo convierte en oro mediático, pronunciamientos o declaraciones aun sean “banqueteras” marcan la agenda de la discusión político-electoral; la declaración de alternativas para la pacificación del país resaltó una palabra que detonó la avalancha de comentarios críticos, esa palabra es: “amnistía”, mencionada en el marco de una explicación de posibilidades y matizada del antecedente “se consultará a las víctimas”, y además dada en el terreno del estado de Guerrero, donde la violencia se desató con más crueldad y con el mayor número de víctimas, incluidos los 43 de Ayotzinapa, hecho que causó la más sentida herida en la conciencia nacional.

Los comentarios de Guerrero, que tomaron el curso de un pronunciamiento, desaparecieron del debate nacional; otro tema de igual o mayor relevancia: el de la Ley de Seguridad Interior que legaliza la participación del Ejército en la persecución de ilícitos del orden común, incluso más grave lo segundo que lo primero, ya que la declaración de Guerrero, eso fue, un comentario periodístico. Lo otro es una ley que rompe una tradición civilista amacizada institucionalmente por largas luchas de las fuerzas progresistas de nuestro país. Además de que sostenía la tradición de no exponer al Ejército en tiempos de paz a ninguna acción fuera de sus cuarteles que no sea las de auxilio de la población civil en caso de desastres, como ha sido, y el pueblo de México lo reconoce.

Pero una sola palabra desató la tormenta de ataques: “amnistía”. Se puede explorar una idea de amnistía, por supuesto que sí, cuando hubo un pronunciamiento de guerra dado por el Jefe del Ejecutivo; Calderón dijo “guerra al narco”, lo que hubiera sido intrascendente si no fuera: un pronunciamiento del Jefe del Estado, único facultado para declarar la guerra, y la sola mención de esta palabra tan fuera de nuestro lenguaje político justifica que quien aspira a asumir la Presidencia de la República anuncie una amnistía para poner fin a una guerra: a un pronunciamiento discordante, una respuesta proporcionada que genere las condiciones para la paz en algunas regiones del país, donde la guerra de Calderón continuada por el actual gobierno desató esta violencia discriminada.

Los denostadores de los comentarios de AMLO dicen “excarcelará a los criminales, secuestradores, violadores, etcétera”; lo que es común en el escenario de una lucha política, descalificar al adversario. Lo que no se puede negar es la demanda de que el crimen generalizado en nuestro país cese, y para ello se deben explorar diversas opciones, entre ellas la de la amnistía que no es indulto; amnistía es una iniciativa del Ejecutivo aprobada por el Legislativo para acabar con las condiciones de incertidumbre generadas por hechos bélicos, y en ella se determinan las condiciones y exclusiones. Se puede amnistiar a tantos jóvenes reclutados por el crimen para hacer labores agrícolas en sembradíos de droga en muchas regiones del país, a las mujeres que por necesidad se obligan a trabajar de transportadoras, al igual que a choferes trasladadores de droga; también se puede amnistiar a policías y militares involucrados en la comisión de delitos por haber cumplido extremadamente las órdenes de represión. En fin, muchas facetas presenta el enmarañado mundo de las redes del crimen organizado con las que pueden ser beneficiados de una parcial amnistía, que por supuesto no incluiría a ningún criminal; amnistía es olvido y el perdón es el indulto, otra facultad del Ejecutivo que probablemente confunden.

Lo cierto es que AMLO marcó otra vez la agenda político-electoral con las alternativas para acabar con la inseguridad, derivada de la precipitada declaración de guerra contra el narco que Calderón dio en los momentos que por su ilegitimidad estaba arrinconado; fue el último recurso de los débiles de autoridad: la ostentación de la fuerza represiva del Estado.

Pasará el fragor de las declaraciones contra el comentario de la probable amnistía, pero la inseguridad sigue galopante. Algo se propone aparte de la amnistía: la Guardia Nacional, recurso más de corte civil que militar; con qué se habrá de enfrentar la emergencia de la inseguridad. Mientras tanto, Andrés Manuel, como con una varita mágica, todo lo que toca lo convierte en oro mediático, marcando la temática del debate nacional para tirios y troyanos.

 

* Coordinador de la estrategia política de AMLO en Chiapas.

Profesor titular por oposición de teoría política en la facultad de Derecho en la UNAM