Foto: EFE En alerta. El gobierno declara estado de calamidad pública, mientras rescatistas buscan más víctimas en la zona devastada por la erupción  

Guatemala enfrenta una grave emergencia por la violenta erupción del volcán de Fuego que ha dejado decenas de muertos, pero lo más preocupante es que hay un número indeterminado de personas desaparecidas y se mantiene el alerta por los riesgos que persisten en la zona afectada.

En un país azotado por huracanes, sismos y erupciones volcánicas, el reporte oficial arrojaba ayer, hasta el cierre de esta edición, 62 muertos, 46 heridos, y más de 1.7 millones de afectados, mientras el presidente Jimmy Morales, en una visita al lugar de la tragedia que comenzó el domingo, pidió “paciencia” a los habitantes.

En un recorrido por la comunidad de El Rodeo, en el departamento sureño de Escuintla, una de las áreas más devastadas, Morales informó que su Gobierno declaró el estado de calamidad pública con el fin de atender la emergencia y reparar la infraestructura dañada por las toneladas de rocas y arena que cayó sobre las poblaciones.

La portavoz del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), Mirna Zeledón, informó que la causa de muerte de la mayoría de los 62 fallecidos fue “asfixia por sofocación” y que solo han podido identificar a 13 de estas víctimas.

En Guatemala, la mitad de sus 340 municipios enfrentan un alto riesgo de vulnerabilidad por la falta de capacidad de respuesta ante desastres naturales, según un estudio de riesgo a desastres avalado por la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres -CONRED- que se puede consultar el su sitio oficial.

Entre esas zonas vulnerables está la protagonista de actual emergencia, donde las autoridades están en una alerta institucional y realizan reuniones, mientras brigadas de varias instituciones, entre ellas el Ejército, se abren paso entre las toneladas de rocas, arena y ceniza lanzada por el volcán para buscar personas que no lograron evacuar a tiempo.

En las caras de los rescatistas se ve el terror. El horror. Saben que la cifra aumentará conforme vayan pasando las horas.

Con sus propias manos y a veces apoyados con palas escarban en las toneladas de ceniza y arena que arrojó el temible volcán el domingo.

Levantan láminas de los techos en busca de sobrevivientes en la zona devastada donde la mayoría de los afectados son indígenas dedicados a la agricultura. Han encontrado animales domésticos quemados.

Y es que el flujo piroclástico que descendió del cráter del volcán ubicado entre los límites de los departamentos de Escuintla, Chimaltenango y Sacatepéquez alcanzaron hasta los 700 grados de temperatura. Un infierno.

De los 3 mil 365 evacuados, mil 689 están en los albergues dispuestos por la autoridad.

Además de los damnificados, la erupción generó daños a la economía con la cancelación de 14 vuelos comerciales y las pérdidas reportadas por los cafetaleros que ya alcanzan en 1% de la producción local.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), el coloso de Fuego volvió a su normalidad, luego de 16 horas y media de que inició la erupción, las más fuerte desde 1974, pero aún mantiene explosiones moderadas, con lo que no descarta que se registre una nueva erupción, mientras que en la mañana se registró un sismo de magnitud 4.9.

Por si fuera poco, el ente científico alertó que las barrancas de las faldas del volcán están llenas de material incandescente y que la principal amenaza son las lluvias que pueden provocar avalanchas hacia las comunidades asentadas en sus alrededores.

Además pidió a la población no acercarse a las barrancas debido a que los materiales piroclásticos podrían provocar quemaduras, además el deposito contiene gases que se están liberando por lo que podría ocurrir complicaciones en el sistema respiratorio.

Diversas instituciones se han convertido ya en centros de acopio para recolectar ayuda para los damnificados, mientras que los empresarios han ofrecido todo su apoyo para hacer frente a los desastres causados por la erupción.

Además, los Gobiernos de Panamá, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Israel, Colombia, Estados Unidos, entre otros, han ofrecido su ayuda a Guatemala para atender la emergencia.

Mientras los rescatistas y bomberos continúan labores para ubicar y atender a personas afectadas, el Presidente Jimmy Morales les externó su agradecimiento por su espíritu de sacrificio y entrega.

 

Xavier Rodríguez