Fotos: Especial  

TIJUANA.-El intercambio de ataques entre Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, así como la coincidencia de los presidenciales en que es necesaria una postura más firme en contra de Donald Trump, dominaron los 96 minutos del segundo debate en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).

Aunque los tres candidatos punteros, Meade, López Obrador y Anaya, aprovecharon sus minutos para lanzarse adjetivos como corrupto, canalla, engaña tontos, mentiroso, farsante e hipócrita, el encuentro en Tijuana tuvo como corolario un intento de abrazo entre los contendientes.

A petición del candidato independiente, Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, el aspirante de Morena se acercó a sus contrincantes del PRI y PAN para intentar estrecharlos.

Minutos antes, en el primer bloque, uno de los momentos álgidos fue cuando Meade consideró que no fue un error la invitación a Trump a Los Pinos cuando todavía era candidato; mientras, sus adversarios, calificaron esa acción como un fracaso y una humillación.

Los candidatos del PAN y Morena tuvieron otro encontronazo cuando Anaya se acercó al lugar de López Obrador para mostrarle una lámina y llamarlo farsante; en ese momento, el tabasqueño cambió su cartera de bolsillo como para protegerla y lo calificó de mentiroso, de escribir un libro que no existe.

En su turno, el aspirante del PRI lanzó un golpe al acusar a Nestora Salgado, ex líder de autodefensas, de ser secuestradora y obtener una senaduría de Morena; en contraataque, López Obrador acusó a Meade y Anaya de corruptos y ponerse de acuerdo para entregarle mil millones de pesos a la asociación civil de la panista Josefina Vázquez Mota.

El intercambio de ataques alcanzó su máximo cuando el aspirante morenista llamó “canallita, riqui ricón y engaña tontos a Anaya”. En suoportunidad, Meade calificó de cínico al candidato del PAN por vivir en Atlanta y no visitar a los migrantes al tiempo que se defendió de las embestidas con un “no les vamos a volver a fallar”.

Los aspirantes respondieron seis preguntas del público, integrado por 42 ciudadanos, sobre migración, comercio internacional y la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN).

En los tres bloques ninguno de los candidatos atacó al Bronco. “Se están peleando entre ellos para ver quién es más rata, no me han dicho nada a mí”, aceptó el candidato independiente antes de pedirle a López Obrador que abrazará a sus contrincantes. “Abrazos sí, balazos no”, respondió el candidato de Morena, lo que relajó los minutos que restaban al encuentro.

Ambiente

Horas antes, a casi un kilómetro del escenario del segundo debate, los simpatizantes de los cuatro presidenciales mostraron músculo con banderas, porras y hasta insultos.

Los porristas de los candidatos confluyeron con las protestas del movimiento Baja California Resiste, mismo que pide la cancelación de una planta de extracción de sal en Rosarito, propiedad de la cervecera transnacional, Constellation Brands.

Desde las 19:50 horas del centro de México, los abanderados llegaron a la UABC acompañados de sus familias y colaboradores. Meade fue el primero, a bordo de una camioneta RAM; Anaya, en un Volkswagen, Vento; El Bronco, en una camioneta Yukón y López Obrador, en una Suburban negra.

Antes de que ingresaran al escenario, habilitado en el gimnasio universitario, ocurrió un temblor en Guerrero que hizo sonar la alerta sísmica en algunos estados, como la CDMX.

El encuentro careció de propuestas: expertos

El segundo debate presidencial, que contó con la participación de público y en el que los candidatos confrontaron los temas: derechos de los migrantes, comercio, inversión y seguridad fronteriza, careció de propuestas.

Así lo señalaron académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad la Salle, al mencionar que las respuestas de los candidatos presidenciales fueron repetitivas, que no hubo confrontación de propuestas, que no se respondieron las preguntas planteadas por los ciudadanos y que cayeron en la demagogia.

El catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Salvador Mora, maestro en Estudios Políticos, opinó que en este debate se vio la disputa entre los dos candidatos punteros, quienes han sido de los principales protagonistas en la campaña: Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya.

“Se percibió a un López Obrador poco hábil para moverse en el debate; particularizando, se vuelve repetitivo en aquellas acciones que ha venido planteando en su spots de campaña. Repite la honestidad y atacar la corrupción, pero sin dar soluciones”

Además, señaló que “los candidatos se escapan de la pregunta central para seguir afirmando su discurso comodino y la propuesta facilona”.

Por su parte, Julio Jiménez Martínez, catedrático de la Facultad de Negocios de La Salle, apuntó que las propuestas fueron las ausentes en este debate, donde la realidad no es señalar a culpables, sino dar soluciones.

“Los candidatos no dan respuestas contundentes de cómo hacer para resolver los problemas del país. Esa es la interrogante que les deja a los ciudadanos”, sentenció.

Destacó la presencia ciudadana en este “ejercicio democrático” y señaló que sería bueno que participaran especialistas para que los candidatos confronten sus propuestas con expertos en economía, seguridad y migración, entre otros temas. (ALEJANDRO GRANADOS)

 

 

 

JNO