Hace poco más de una semana el actor Mauricio Ochman publicó en sus redes sociales la decisión de abandonar el papel protagónico en la telenovela “El Chema”, donde se narra la vida del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Ochman declaró: “La única realidad es que el personaje tuvo gran éxito, y sé que lo lógico sería sacarle todo el jugo, pero me movió profundamente darme cuenta de la cantidad de niños y niñas de TODAS las edades que se me acercaban a felicitarme por ser fans del personaje y decirme que lo admiraban. Me entristece y me enoja que este tipo de contenidos esté al alcance de los niños y si los padres no son lo suficientemente responsables para no sentarse a ver este tipo de programas como si fueran para toda la familia…”

Esta percepción del actor fue corroborada el pasado 30 de abril, en la presentación de un estudio elaborado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones sobre la Oferta y consumo de programación para público infantil. Entre los datos revelados se dice que los niños y niñas de 4 a 12 años ven en promedio 4 horas y 46 minutos de televisión abierta al día, siendo los horarios de la tarde y la noche donde más niños consumen sus contenidos. Se afirma que de las 21:00 a las 22:00 es el horario en el más niños están viendo la televisión.

Pero entonces ¿qué es lo que ven? según el mismo estudio del IFT los géneros de mayor consumo infantil son dramatizados unitarios, telenovelas, caricaturas, reality show y concurso. De estos géneros solo uno está dirigido al segmento infantil. Así que como podremos intuir que son contenidos de violencia, adicciones, sexuales o del crimen organizado los que consumen nuestros niños.

Todos sabemos que los contenidos de los medios de comunicación configuran una buena parte de nuestra cultura y son los principales referentes de información. No por nada, el actor Ochman reflexiona sobre si quiere seguir siendo un admirado narcotraficante. Por eso la protección que se debe a la infancia y a la adolescencia en materia de la comunicación debería ser un trabajo colaborativo entre padres de familia, medios y autoridades.

Esta protección es en muchas partes del mundo una realidad, consientes del impacto de los medios, las democracias avanzadas establecen horarios de protección a la infancia, donde queda muy claro que hay contenidos que no están dirigidos a la infancia o la adolescencia. España, Inglaterra y Francia tienen grandes experiencias que podríamos estudiar.

Desgraciadamente en nuestro país, la Secretaría de Gobernación en 2015 expidió unos Lineamientos de Clasificación de Contenidos, con criterios ambiguos y poco claros, así como unos horarios fuera de la realidad mexicana y sin tomar en cuenta el interés superior de la niñez.

Dichos lineamientos, han sido cuestionados, incluso en tribunales. Uno de los últimos cuestionamientos tuvo lugar la semana pasada en la que varias personas e instituciones, lideradas por la Asociación A Favor de lo Mejor, enviaron una carta al presidente de la República, en su calidad de presidente del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) para que intervenga por medio de la Comisión sobre Tecnologías de la Información y Contenidos Audiovisuales, y se realicen unos nuevos lineamientos, mediante el estudio, consulta pública, y escuchando las recomendaciones de los expertos en la materia.

Esta comisión de reciente creación, parecería ser una esperanza para el estudio serio y profundo de los fenómenos de comunicación y su relación con la infancia y la adolescencia. Desde horarios y contenidos, la congruencia de los códigos de ética de los concesionarios, la producción nacional, así como en el empoderamiento, la alfabetización mediática y digital que ayuda a que los niños tengan las herramientas para relacionarse de manera amigable con los medios de comunicación y por qué no, también ese fomento del juicio crítico para consumir contenidos. Ojalá que este tema cobre la relevancia que tiene pues si no, nos seguiremos preguntando: Y a los niños, ¿quién pondrá defenderlos?

 

Gabriela Delgado, Directora de comunicación de A Favor de lo Mejor.

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