Después de un tiempo en que la estabilidad cambiaria se mantenía dominando las operaciones en México y el mundo, la semana pasada el índice dólar inició un proceso de alza que podría estar cerca de una definición mayor. En la semana reaccionó casi 1.0%.

Desde nuestro punto de vista, éste es el principal elemento que mueve de alguna manera al resto de las divisas y desde luego al peso mexicano.

Hemos comentado que desde principios de enero de 2017, cuando llegó a tocar un nivel máximo frente a la canasta de divisas, el dólar alcanzó una depreciación de 15% y justamente es el período en que el peso mexicano tocó 22.05 e comenzó una rápida recuperación de 18.8% hasta 17.93, registrados el 17 de abril pasado durante la sesión.

Es claro que la moneda nacional tiene una mayor volatilidad. En aquel momento de 2017, el gobierno tuvo que volver a realizar un recorte en el gasto público, activar el Programa de Coberturas Cambiarias, entre otras cosas, porque el efecto sobre la inflación y la estabilidad macro se estaba poniendo en riesgo.

Si volteamos a ver el comportamiento de las posiciones de los futuros de muchas divisas, nos encontramos que se ubican en posiciones “largas” prácticamente en zona de máximos, lo que significa que un movimiento inverso de las monedas generará un “aumento en la volatilidad” ante el cierre de posiciones cuando su operación lo requiera, pero normalmente tiene un “efecto cadena”.

Durante este 2017 y hasta la fecha, también ayudó, sin duda, al peso mexicano el movimiento de los precios del petróleo que desde junio de 2017 hasta la fecha ha reaccionado 60% al alza. Ahí puede suceder lo mismo. Las posiciones de futuros alcanzan niveles “largos” importantes y un cambio en la dinámica de esta materia prima podrá generar “volatilidad” en las próximas semanas.

En México, la divisa nacional vivió una semana de gran volatilidad y sensibilidad. Tras alcanzar en días previos 17.93 en el mercado interbancario a la venta, este viernes pasado concluyó en 18.56. Registró una depreciación de 2.8% en la semana y aquella apreciación que alcanzó niveles de 8.0% en el año ahora se ubica en 5.5%.

Si el índice dólar sigue su camino de recuperación, el peso mexicano estará próximamente entre 19.00 y 20.00.
Lo hemos comentado varias veces. En años electorales, entre abril y junio, el peso mexicano tiende a depreciarse 10%, en promedio, respecto al nivel más bajo alcanzado en el año. En este caso, el mínimo está en 17.93.

Ahora, si como muestran las encuestas existe un gran riesgo de “cambio de modelo económico” para la siguiente administración, ¿usted cree que la moneda nacional, el riesgo de inflación, el ritmo de inversiones, el empleo, etcétera, no sufrirán ajustes “negativos”?… Más vale ser precavido.

Hay que permanecer atentos en el avance de las encuestas, así como en las propuestas serias de los candidatos. Pero “serias” significa aterrizadas y viables.

Comportamiento del peso mexicano en años electorales. La línea en color “rojo” es el momento actual de su comportamiento.