En los cuarteles del PRI y el PAN esperan con ansias el primer debate entre los candidatos presidenciales, que ocurrirá el 22 de este mes.

Y es que para los equipos de José Antonio Meade y Ricardo Anaya, es la primera –podría ser la última- oportunidad para golpear –políticamente hablando- al puntero Andrés Manuel López Obrador.

Aunque hubo una modificación al esquema de los debates presidenciales anteriores, el formato aprobado por el INE para esta ocasión no permitirá un intercambio verbal entre candidatos ni interpelación, sólo tiempo para réplicas.

Como sabe, los temas elegidos para el primer debate son política y gobierno y como subtemas seguridad pública y violencia, así como democracia y vulnerabilidad.

En política y gobierno, Meade y Anaya llevan ventaja; el primero porque ha sido cinco veces secretario de Estado en gobiernos de dos partidos distintos, y el segundo por la experiencia que tuvo en Querétaro y en San Lázaro.

López Obrador podría presumir sus logros en la capital del país, en la que, según sus estadísticas, redujo el porcentaje de criminalidad.

Si el tabasqueño no quiere pasar las de Caín, deberá llegar muy documentado porque ya se conoce que Anaya es un “fajador’’ en los debates, generalmente bien informado y asesorado y que Meade tendrá a su favor conocer desde dentro la numeralia del Gobierno federal en todas las materias.

Ello, sin embargo, no le garantiza al PRI que Meade resulte ganador.

Y aunque se diga que el resultado de un debate, como el de una encuesta “no define la elección’’, para los candidatos presidenciales siempre es importante salir del foro de televisión levantando la mano.

Porque al final de cuentas, la percepción sigue mandando en esos eventos.

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Por alguna razón que no sea el reparto del botín, la Asamblea Legislativa no ratificó al secretario general de Gobierno de la CDMX, José Ramón Amieva, como el nuevo jefe de Gobierno en sustitución de Miguel Ángel Mancera.

Se suponía que el ascenso de Amieva no tendría problemas, pues tratándose de una prelación, es decir, de una sustitución contemplada en la propia ley, de la Asamblea era un trámite planchado.

Pero no ha sido así; el martes pasado debieron haber oficializado al secretario general como nuevo jefe de Gobierno, pero no se ha hecho porque, dicen en los pasillos del Palacio del Ayuntamiento, la triada que maneja la Asamblea quiere una porción del pastel.

Pero, claro, ésos son sólo rumores…

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¡Caray, no sabíamos que teníamos tantos marinos mercantes en el país!

Circula un video en redes sociales en el que un grupo de marinos mercantes anuncian un acuerdo por el que “todos los marinos’’ de esa categoría en el país, “así como sus amigos y familiares’’ votarán por Andrés Manuel López Obrador.

¿Y cómo cuántos son?, le preguntaron al marino que ofreció la conferencia.

-Pues contando familiares, amigos, yo creo que unos tres millones 200 mil-, respondió.

¡Uy, pues que se los presten a algún candidato a gobernador que ni soñando tendría esa cifra de votos!

¿O será que el émulo de Popeye andaba un poco mareado?