Está claro que Andrés Manuel López Obrador no blofeaba con eso de amnistiar a los delincuentes.

Ayer le preguntaron su opinión sobre la negociación que hizo el obispo de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, con un líder del narco en Guerrero “para que no mataran candidatos’’.

El tabasqueño mostró su beneplácito, y dijo que estaba bien, y apoyaba que sacerdotes o pastores contribuyeran a la pacificación del país.

No le importó pasar por encima de la Constitución ni del dolor de las familias que fueron víctimas de ese cártel; ni que la negociación entre Rangel Mendoza y el líder narco pudiera sentar un precedente en todo el país.

Irónicamente, López Obrador está incurriendo en los mismos actos que criticó al PRI por años.

Es un secreto a voces la negociación entre gobernadores y jefes de cárteles.

El ejemplo más acabado ocurrió en diciembre de 1993 y enero de 1994, cuando los hermanos Ramón y Benjamín Arellano Félix, líderes del Cártel de Tijuana, se reunieron en la nunciatura aquí, en la Ciudad de México, con el nuncio apostólico Girolamo Prigione.

Los Arellano pidieron a Prigione interceder por ellos ante el Gobierno federal para que no los responsabilizaran del asesinato del cardenal Posadas Ocampo.

Patrocinio González Garrido era el secretario de Gobernación y Jorge Carpizo, el procurador de la República; ambos tuvieron conocimiento de los encuentros y no hicieron nada por detener a los narcotraficantes, a pesar de que eran considerados los enemigos públicos número uno en el país.

¿Qué dijo entonces López Obrador?

Justificar la paz al costo que sea no trae paz.

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Y la más contenta con la campaña del candidato del PRI a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México es… ¡Claudia Sheinbaum!

Así como lo oye.

La candidata de Morena es la principal beneficiaria del pleito de callejón que Mikel Arriola compró con la candidata del Frente, Alejandra Barrales.

Arriola denunció penalmente a Barrales por enriquecimiento ilícito, pero ayer patinó al presentar un edificio ubicado en Calzada de La Viga, con un valor, según el candidato del PRI no priista, de 27 millones de pesos.

Lo malo para Arriola es que Barrales presentó horas después el contrato de compraventa de la propiedad, con fecha de 2002, lo que desinfló el obús del ex director del IMSS.

La pregunta es por qué Arriola no ataca con la misma vehemencia a Sheinbaum, si la candidata de Morena es la que encabeza las encuestas, seguida de Barrales.

Porque sería imposible eso que se rumora en los pasillos de la política capitalina en el sentido de un pacto entre el PRI y Morena en la capital… ¿verdad?

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Pese a que quedó demostrado que la Asamblea Legislativa trampeó su página para conceder a la diputada Cynthia Iliana López Castro su pase a la lista plurinominal de diputados del PRI, violando flagrantemente los estatutos del partido, nadie hizo nada.

De acuerdo a los estatutos del partido, ningún legislador que accedió al Congreso federal o los estatales podía repetir por la misma vía en el periodo inmediato.

López Castro es diputada plurinominal, aunque en la página de la Asamblea la ubican como “diputada de primera minoría’’, pero eso no existe como método de elección en la Asamblea.

No, pues sí.

 

 

JNO