Foto: Cuartoscuro David Gahan no tiene concesiones. Deja que sus extraordinarios giros y aullidos hablen por él  

Dave Gahan irradia juventud en cada movimiento. Se desliza de un lado al otro, y arranca suspiros por donde sea que mire. Pero su voz y el manejo escénico refleja la madurez de alguien que se ha mantenido activo en la música durante casi cuatro décadas.

 

Con toda la experiencia que un personaje de su talla posee, el líder de Depeche Mode y sus fieles compañeros, Martin Gore (guitarra y segunda voz) y Andrew Fletcher (bajo, sintetizadores) se reencontraron anoche con sus seguidores mexicanos, y la ocasión no pudo ser mejor. El Foro Sol de la CDMX lució  abarrotado. De acuerdo con la promotora Ocesa, el show reunió a 65 mil personas. Fue el primer concierto del poderoso trío británico en México en casi una década, y la banda hizo sentir a sus fans que la espera valió la pena.

 

El espectáculo comenzó con Going backwards, el tema que abre su último disco, Spirit. Antes de que sonaran los primeros acordes, ya Gahan hacía gala de su excelente condición física contoneándose al fondo del escenario y desatando la ovación. Sólo las arrugas delatan la edad del vocalista, porque corporalmente podría pasar por cualquier veinteañero fuerte y radiante.

 

Así inició Depeche Mode el segmento latinoamericano de su gira internacional The global spirit, el tour más largo en la historia de la agrupación, y que arrancó el 5 de mayo de 2017 en Estocolmo, Suecia.

 

El de anoche no fue un concierto promocional de Spirit, sino una fiesta de viejos éxitos y una magnífica producción con los maravillosos visuales de su amigo y frecuente colaborador, Anton Corbijn. El nutrido repertorio se concentró en sus discos de 1980 y 1990, siendo las piezas que se desprenden de Ultra (1997) algunas de las favoritas de la noche.

 

La euforia aumentaba al paso del espectáculo. Antes de que terminar la primera hora del show ya habían sonado It’s not good, Never let me down again, Barrel of a gun, y World in my eyes.

 

David Gahan no tiene concesiones. Deja que sus extraordinarios giros y aullidos hablen por él, pero antes de un embrutecido encore de cuatro canciones, que incluye una versión acústica y memorable de Strangelove, Walking in my shoes, Question of time y su himno, Personal Jesus, anuncia que el tiempo de un karaoke masivo y que desea que todos canten juntos. Su adorada multitud no tiene intención de hacer lo contrario.

 

Depeche Mode ofrecerá su segundo concierto en la CDMX mañana, para luego viajar a Sudamérica como parte del segundo segmento de su gira The global spirit.

 

 

dca